El sobreviviente Kike Acuña - 11 de Junio de 2022 - El Mercurio - Noticias - VLEX 906150511

El sobreviviente Kike Acuña

Con un beso en la frente , Jorge Acuña le agradece a su amigo Ricardo Alegría que le recomendara beberse un mocca blanco con crema en la cafetería del primer piso del edificio de Las Condes en que está la empresa de inversiones para la que trabajan.Acuña, más conocido como Kike, exfutbolista, entrenador y protagonista de la farándula local durante los últimos años, había pedido un descanso. Llevaba una hora y media hablando de su vida y, con los ojos vidriosos, avisó que necesitaba fumar un cigarro.En ese rato habló de sus inicios en el fútbol, de su consagración deportiva, de sus fiestas interminables, de su alcoholismo, de la pena de su familia, de la pobreza, de las amistades que se fueron, del amor y de sus sueños.En varias ocasiones se le quebró la voz."Es que a mí me cuesta hablar de esto", dice.Kike trabaja en un barrio de edificios corporativos. La oficina tiene cuadros con camisetas de Maradona, libros de gestión empresarial y una escultura de un toro dorado, un Golden Bull, que es como se llama la empresa de asesoría en inversiones inmobiliarias a la que llegó invitado por Ricardo Alegría. Con ella, Acuña y un grupo de especialistas viajan por los clubes del país contándoles a los futbolistas la importancia de pensar en el retiro."Yo gané mucha plata y por no invertir, por no escuchar, lo perdí todo", afirma."Todo", asegura, fue un salario de 120 millones de pesos mensuales cuando estuvo en el Feyenoord de Países Bajos y que debía traducirse en una cuenta bancaria de 13 millones de dólares, que hoy se redujo a cero.Acuña nunca oyó los intentos de su papá por asesorarlo. A diferencia de muchos niños futbolistas, su familia tenía un buen pasar y hasta le pagó un departamento en Las Condes cuando él, a los 11 años, decidió dejar Ovalle para cumplir su sueño de ser jugador de Universidad Católica. Vivía solo en la capital solo con una nana."Estaba en cuarto básico y yo veía que tenía condiciones para el fútbol y pocas para el estudio", admite su madre, María Soledad Concha.Desde Ovalle, su madre, quien es administradora de una clínica odontológica de otro de sus hijos, cuenta al teléfono que la decisión fue dura, pero ella viajaba todos los viernes para acompañarlo a la cancha.Pero Kike nunca era titular y con suerte lo citaban a unos cuatro partidos por temporada.-Yo no era el prototipo de jugador para Católica -explica el exvolante de quite-. Yo era agresivo, pegaba patadas, me gustaba el choque.La postergación frustraba al niño, y su madre, para subirle el ánimo, lo llevaba a Fantasilandia los fines de semana."El domingo me venía en el bus con angustia de vuelta. Siempre me venía llorando", explica la mujer.En ese tiempo, todos los años lo echaban y él volvía en el verano a probarse...

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