Síncopas y colores - 15 de Septiembre de 2015 - El Mercurio - Noticias - VLEX 582478958

Síncopas y colores

Poner a Ravel junto a Gershwin no tiene nada de antojadizo. Conocida es la admiración recíproca que se profesaban y Ravel hizo más de un guiño al jazz (Concierto en Sol para piano, Sonata para violín). Del francés se oyó su archipopular "Bolero" y del americano, su no menos archiconocida "Rhapsody in Blue".

El "Bolero", por más oído que esté, nunca deja de producir profunda impresión. El despliegue inaudito de colores instrumentales, en empastes y combinaciones inéditas, configura una cátedra de técnica orquestal. Todo esto sobre una base rítmica obstinada e hipnótica que exige precisión quirúrgica. Dicha precisión fue excelentemente servida por el percusionista Gerardo Salazar, que desde la apertura de la obra reveló absoluto dominio y control. No fue buena la idea de situarlo delante de la orquesta, como si fuera un solista, pues desde esa ubicación, el implacable esquema rítmico no permitió, en numerosos pasajes, una real coordinación en la respuesta de la orquesta. Hubo también varios percances menores en los solos de vientos y faltó graduación de la tensión acumulativa que es esencial en la pieza.

A veces el jazz se pone corbatín y procura una asociación con el mundo "docto". El resultado es un híbrido atractivo y eso es la "Rhapsody in Blue", donde junto a los ritmos sincopados emerge la vena genial del lirismo de las songs de Gershwin. El pianista español Ricardo Descalzo fue un...

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