Siete formas de recuperar el erotismo en la madurez - 10 de Octubre de 2014 - El Mercurio - Noticias - VLEX 538407638

Siete formas de recuperar el erotismo en la madurez

Inge, su madre -que ya pasa los 60-, responde "!Sí¡", y sin contener la sonrisa, confiesa: "De inmediato sentí unas mariposas en el estómago...".

La escena del filme "Nunca es tarde para amar" (2008) muestra la historia de seducción y pasión que construyen Inge y Karl, un hombre de 76 años. Su edad no es obstáculo. Lo sabe Ricardo Iacub, doctor en Psicología de la Universidad de Buenos Aires y especialista en mediana edad y vejez.

"El ser humano está preparado para tener relaciones sexuales toda su vida. Y aunque habrá con el tiempo algunos cambios esperables, esto no implica terminar con el sexo", afirma.

El especialista abordó el tema esta semana durante la conferencia "Sexualidad en la madurez", organizada por el Programa del Adulto Mayor de la Universidad Católica en la conmemoración de sus 25 años. A partir de su trabajo con adultos mayores, Iacub entrega siete claves para rescatar el erotismo en la vejez, muchas veces adormecido por prejuicios, cambios en el cuerpo y la mirada de los demás.

Hacer oídos sordos

"Recuerdo que una señora que venía a mi grupo me decía: 'Cuando estoy en mi casa soy la abuela, acá soy yo, acá soy mujer´", dice Iacub. Y es que muchas veces las limitaciones al erotismo en los mayores suceden por prejuicios aprendidos tempranamente y reforzados a lo largo de la vida por personas cercanas. Entre los "inquisidores" más importantes, dice, están los hijos, "especialmente los varones con sus madres, que tienden a negar la posibilidad de nuevas parejas y de un goce sensual más abierto y profundo". También los nietos, que critican a sus abuelos por su ropa, si es muy juvenil o si muestra más de lo que esperan. Iacub propone sacudirse los roles rígidos que impone la familia, "sin entender que la edad no nos hace menos hombres y mujeres".

Rescatar la sensualidad

Cuando el cuerpo duele o molesta, muchos mayores tienden a enojarse con él. Y surgen frases como "ese cuerpo no me representa" o "yo quiero, pero la rodilla no me deja". Por eso, dice el psicólogo, "es clave recuperar la sensualidad perdida volviendo a amigarnos con nuestro único cuerpo". Para erotizarlo, sugiere "rescatar la variedad de goces cotidianos que este puede entregar: desde los más erógenos, donde nuestro cuerpo puede recuperar la intensidad sensible que nos brindan los labios, la piel, los genitales, pero también la mirada, el olfato, el oído y las fantasías que creamos cotidianamente". Esto -agrega- permite mantener un deseo siempre latente y...

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