El sello Soublette - 8 de Octubre de 2013 - El Mercurio - Noticias - VLEX 467809498

El sello Soublette

-Mis compañeros en la Universidad Católica, donde enseño desde hace 42 años, me dicen que cómo yo, a mi edad, puedo estar !tan lleno de proyectos¡ Me da risa porque los paso en casi todo. A mis 86.

A este sexto piso en El Golf, este hijo de ejecutivo minero nacido en Antofagasta y criado en Viña del Mar, llegó por la escalera, a trancos largos, como acostumbra desde que desterró los ascensores. Un domingo, en los años sesenta, se quedó encerrado en el vetusto ascensor de la entonces Radio Chilena, que él dirigía. Más de una hora sin que lo oyera un alma a la redonda. Lo sacaron entre varios, y nunca más se subió a uno. Con mirada simple y dedos virtuosos teclea en el piano a Cole Porter. Agrega, sin soberbia:

-A mis amigos los paso también en resistencia física: subir las escaleras constituye un deporte. No bien llega la primavera me pongo a subir cerros. A los 82 me puse una prueba: convidé a un amigo de 50 a subir el cerro La Silla. Caminamos siete horas para arriba y para abajo porque allá hay mucha colina. Y lo superé, él estaba gordo y yo he sido flaco desde niño. Puse en práctica el Acumulador de Energía, una enseñanza de mi maestro de yoga.

Y sigue tocando, ahora a Gershwin.

Desde un sillón, su hermana cinco años mayor, Sylvia Soublette, la viuda de Gabriel Valdés y fundadora del primer conjunto de música antigua en América Latina, lo escucha. A veces comparten juicios, otras se oyen sin asentir. No siempre fueron amigos como son hoy, cuando entre los dos suman 177 años. Si Gastón, escritor, musicólogo, investigador, ex director y docente del Instituto de Estética de la UC -cargo que durante años duplicó con una cátedra en el Instituto de Filosofía-, tiene reputación de hombre sabio, intelectual y educador de generaciones, Sylvia, música de alma, nonagenaria, le pelea a la edad con lucidez. Y con una carrera sólida de más de medio siglo como creadora musical, docente de artistas doctos y fundadora de coros, cameratas, conjuntos y canturías: una precursora absoluta en Chile.

Su lucidez la hace hoy decir:

-Yo agradezco a Dios esta cabeza clara. Al revés de lo que muchos pueden pensar, esta edad es muy enriquecedora y por una razón simple: siempre se puede aprender. Yo aprendo todos los días y eso que salgo poco, paso mucho en mi casa porque estoy escribiendo mis memorias. Me sorprendo de lo mucho que uno puede aprender, yo no paro. Lo bueno es que a mis años se tiene todo el pasado, con la sabiduría que eso trae, pero también el futuro, porque para mí el mundo es nuevo cada día.

Tiene un mundo de recuerdos en los cinco continentes, como mujer de diplomático, como esposa de político de renombre. Como creadora, profesora y promotora de música culta en Chile y el extranjero. Pero hoy Sylvia, quien perdió hace dos años a su marido después de 65 de matrimonio, tiene sus pies bien puestos en la tierra. Habla de alegrías y de frustraciones con la voz de una mujer fuerte:

-Mi felicidad principal ha sido mi familia. Mi marido y mis tres hijos, además de mi hijo adoptivo, Enrique. La otra gran alegría de mi vida fue la música, descubrirla, amarla, ejercerla. Curiosamente, mi principal frustración llegó tarde y estuvo conectada a mi felicidad.

Soublette habla con franqueza al recordar el dolor de perder su Instituto de Música de Santiago fundado por ella en los 90 y que formó a músicos doctos durante más de una década. "Creé un instituto propio y se lo entregué a la Universidad Alberto Hurtado. Después...

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