'Seguimos en lo mismo que hace un año' - 4 de Enero de 2014 - El Mercurio - Noticias - VLEX 484108766

'Seguimos en lo mismo que hace un año'

-Anoche estuve allí. Es terrible lo que pasa en esta zona, ya es casi normal; gracias a Dios, el dueño de casa no estaba. Entonces, uno solo puede agradecer que no hubiera otro asesinato.

Jorge Andrés Luchsinger está sentado en el living de su nuevo hogar, en una zona residencial de Temuco. Pide no identificar si es casa o departamento, por razones de seguridad. En septiembre pasado decidió dejar la casa en la que vivía junto a su esposa, Francisca Palma, y a sus dos hijos, en Vilcún. A pesar de que cuando murieron sus padres, quienes vivían a 3 kilómetros de distancia de él, Luchsinger había decidido que no dejaría su campo, dice que el constante hostigamiento que sufrió de algunos mapuches antes de las audiencias de preparación del juicio contra Celestino Córdova, el único imputado por la muerte del matrimonio, lo hicieron cambiar de opinión.

-En la zona, hasta hace un mes no habían ocurrido ataques incendiarios como el de ayer, pero sí algunos de menor gravedad, que eran permanentes: corte de caminos, de cercos, balazos. Es un hostigamiento constante y dado que yo no trabajo en el campo, trabajo en Temuco, era poco sostenible seguir allá. Lo hablé con la Francisca. Yo ya tenía claro lo que ella quería. Tal como muchos de los agricultores de la zona, uno no duerme; eso, a la larga, te va minando. En la noche escuchas cualquier ruido y saltas, duermes a medias. Porque uno no se puede permitir dormir. Estábamos viviendo con un constante estrés, con un riesgo real, con uno preguntándose "¿cuándo puede pasar algo? ¿Irán a atacar a mis hijos?", así es que me decidí.

La casa de Vilcún permanece con protección policial, pero está cerrada, no quedan muebles allá. Todo se lo trajeron a Temuco. Pero aquí, apenas tiene seguridad. Cada tanto, una ronda policial por el sector vigila que todo esté bien. Sin embargo, dice que se siente mejor.

Francisca Palma, quien desde el homicidio de sus suegros ya no se sentía segura en el campo, coincide con él:

-Venirse a vivir acá fue bueno por una parte, pero también fue un momento de sentimientos encontrados, porque uno se siente como echada. Yo quería irme, pero no era voluntario. El día en que Jorge me dijo que había arrendado el departamento, en vez de saltar en una pata, me puse a llorar, porque estaba triste. También sentía frustración, porque no logré superar el estar ahí. Traté, pero no lo logré; eso en un minuto me hizo sentir rabia conmigo misma, pero ya no. Ahora estoy más tranquila, me cambió el ánimo, el genio, yo me sentía muy inestable allá y eso que no soy así. Volví a ser lo que había sido siempre.

Agrega:

-Esto es un costo económico alto, este arriendo es un extra dentro del presupuesto familiar. Jorge ha sido súper generoso en darnos el mejor ambiente posible. Además, él ha aportado mucho en tratar de ponerle alegría a todo esto. Sé que no ha sido fácil para él este cambio, pero le ha tratado de buscar el lado positivo.

Hoy la pareja ha...

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