Sarmiento y la situacion de las mujeres de su epoca. - Núm. 31, Junio 2004 - Cyber Humanitatis - Libros y Revistas - VLEX 56656750

Sarmiento y la situacion de las mujeres de su epoca.

AutorFelitti, Karina A.
CargoTextos

"Puede juzgarse el grado de civilización de un pueblo por la posición social de las mujeres" [1]

  1. Introducción

    Sarmiento es sin duda uno de los grandes pensadores del siglo XIX. Identificado con la genialidad de los grandes hombres y la capacidad de los profetas, aún por quienes no compartían todas sus premisas, desplegó la agudeza de su mirada para analizar los fenómenos sociales y políticos de su época, comparándolos con distintas situaciones y lugares. De este modo, reflexionó sobre la democracia y sus posibilidades históricas en América; los beneficios económicos del modelo farmer, la importancia de la vida política municipal y los deberes de la civilización para erradicar la barbarie. Entre tantos otros temas que ocuparon su pensamiento uno, poco destacado por la mayoría de sus biógrafos y estudiosos, fue la situación en la que vivían las mujeres de su tiempo.

    En sus escritos encontramos denuncias contra los maltratos domésticos, la conducta patriarcal en la vida conyugal, la escasa inserción educativa de las mujeres y su falta de libertad. Rodeándose de amigas, a quienes consideró no sólo confidentes sino profesionales con quienes podía compartir inquietudes intelectuales y discutir de igual a igual, Sarmiento confirmó su creencia en las capacidades femeninas. En ese grupo de amistad se destacaron Juana Manso, Aurelia Velez, Rosa Pavlosky y la norteamericana Mary Mann, quienes lo fascinaron con su estilo de vida independiente y le hicieron imaginar caminos de vida alternativos para las mujeres. [2] Algunos estudios se han ocupado de analizar la relación que Sarmiento mantuvo con ellas, aunque muchos se limitan a destacar romances u otros aspectos frívolos, sin profundizar en la naturaleza de estos vínculos que podrían situar a Sarmiento como impulsor de los derechos de las mujeres de estas tierras. [3]

    Este artículo se propone releer los escritos sarmientinos en búsqueda de la tensión que subyace entre una concepción tradicional, que limitaba la presencia femenina al mundo doméstico, y una propuesta moderna, que buscaba superar este relegamiento. Para ello analizaremos algunos de sus textos más destacados e intentaremos descubrir en sus palabras, los modelos de mujer que Sarmiento conoce y desea, y su propuesta concreta para superar la situación de sometimiento a la que se veían destinadas.

  2. La situación de las mujeres sudamericanas

    Durante el siglo XIX las mujeres solteras debían permanecer bajo la tutela de sus padres hasta los 22 años y cuando se casaban pasaban a depender de sus maridos. Mientras duraba su matrimonio no podían desarrollar actividades comerciales, legales o buscar un empleo sin el consentimiento de sus esposos, y eran ellos quienes decidían el lugar de residencia. En la familia, sólo podían ejercer la patria potestad cuando eran viudas o abuelas, aunque si volvían a casarse perdían este derecho. [4]

    En un artículo publicado en 1842, Sarmiento se ocupó de describir la posición que tocaba a la mujer en su sociedad: asumiéndose con ironía, como experto en peinados, sombreros y escotes de vestido, afirmaba: "Pregúntenle si no a un niño de escuela: ¿para qué creó Dios el mundo? Para habitación del hombre (.) ¿Para qué hizo bella y seductora a la mujer? Para que más le complaciera". [5] En ese mismo artículo, los comentarios sobre George Sand, "un joven escritor que es madre de dos lindos hijos; que anda con levita y pantalón, y es sin embargo mujer; que ha escrito las más lindas cosas y ha sostenido con los primeros escritores de Francia polémicas furibundas" [6] , y sus referencias a Madame de Roland y Madame de Stael, le permitían ofrecer a las mujeres americanas estilos de vida muy distintos al que estaban acostumbradas a vivir o padecer. Sarmiento sabía de este sometimiento y de las diversas situaciones de desigualdad que las mujeres debían atravesar y en otro artículo que comentaba el estreno de una obra teatral, afirmaba: "el bello sexo tiene que sufrir los aplausos injuriosos e innobles con que los caballeros de la platea festejan todas las sátiras que el autor de un drama dirige al carácter o situación de las mujeres ¡El pobre bello sexo condenado aún en el teatro a hacer sus papel de mártir silencioso y resignado!". [7]

    Su manifiesto interés en esta cuestión lo incitó a presentar un recorrido histórico y cultural de la vida femenina y comparó la situación de la mujer asiática con la de nuestro país, reforzando su tendencia a transplantar las claves del orientalismo a la "barbarie pampeana". [8] Para él, la herencia colonial española contenía elementos retrógrados legados de la influencia árabe; ésta había generado una penosa situación para las mujeres en la cual "la palabra esclavitud no es bastante expresiva para dar una idea justa de la infelicidad de su estado". [9]

    La tradición europea, libre de la influencia de Oriente, daba origen a otras formas. En la "civilización" el agradar al varón no era la única misión femenina puesto que la monogamia les otorgaba el rol de compañeras, aunque aun sufrieran humillaciones en las costumbres y las leyes, mientras que el cristianismo reforzaba esta tendencia a través de la figura de María [10] . Sarmiento se ocupaba de las mujeres porque entendía que el grado de civilización de un pueblo podía juzgarse por la posición social que estas detentaban; hablar de ellas le permitía distinguir entre civilización y barbarie y así discutir sobre la modernidad y el progreso, desafiando los modelos tradicionales de autoridad encarnados en el paternalismo rosista. [11]

  3. Las mujeres de afuera: estampas de los viajes

    En octubre de 1845, por encargo del gobierno chileno, Sarmiento emprendió un viaje por Europa, Africa y América del Norte para estudiar sus...

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