Sara Nieto 'Yo, si no trabajo, me muero, no respiro' - 16 de Agosto de 2022 - El Mercurio - Noticias - VLEX 908734136

Sara Nieto 'Yo, si no trabajo, me muero, no respiro'

Es pequeña, fina, de huesos angulosos y ojos retintos. Modula como chilena, pero a ratos se le entrecruzan modismos uruguayos, que nunca perdió en 40 años en el país. Por ejemplo, para contar que de niña hacía la cimarra, habla de 'hacer la rabona'. Y se ríe. Sara Nieto, con una vida de éxitos en la danza, no es una mujer grave. Con una carrera iniciada en su infancia en Montevideo, y en espiral ascendente, fue figura clave en el Ballet de Santiago desde los años 80; dirigió el Ballet de Julio Bocca en Buenos Aires y dio clases magistrales de estilo en los escenarios de Nueva York, Madrid, Stuttgart, La Habana, Lima, Budapest y Sevilla, completando más de 1.500 funciones y cien roles como primera bailarina. Autoexigente y espartana en el trabajo, diva rutilante en escena, se convirtió en musa de bailarines y directores, y traspasó la leyenda. Pudo haberse instalado en Houston o en Londres, pero una inmigración en su vida le bastó y no quiso dejar Chile, su país adoptivo. Y, en la cima como prima bailarina estrella, en 1996 decidió que a sus 48 años era el momento de colgar sus zapatillas de punta en las que danzaba desde los tres.Lo que a otros artistas podría causarle tristeza o desconcierto -abandonar el escenario-, para Sara Nieto fue un acicate para transformar su vida. Como un rayo, montó una academia de formación en danza, fundó cuatro exitosas tiendas de ropa artística y, desde 2012, una compañía de ballet con temporadas estables en el escenario del Teatro Nescafé de las Artes. Recién terminó "La Cenicienta" a tablero vuelto.Con un matrimonio feliz de 50 años, dos hijos y dos nietas adolescentes, mira hacia atrás y siente que supo adaptarse. Sara Nieto le saca punta a la vida. Entera, no esquiva ningún tema.-Dicen que el ballet es una disciplina extremadamente compleja. ¿Puede moldear a un ser humano?-Creo que sí. Demanda mucho trabajo y mucha disciplina, y desde muy temprano. Yo empecé a los 3 años, a esa edad ya te vas acostumbrando a sentir el cuerpo, a escuchar música. Bailé por mi mamá, una persona muy sensible que me enseñó que para bailar tenés que sentir la música. Era su sueño ser bailarina, pero en esa época en Uruguay no se pensaba en el ballet; ella había nacido en 1915 y eran de clase media baja, jamás se le hubiera ocurrido. Ella, hasta sus 25 años en que se casó, fue cajera en una tienda. Pero en mi casa se escuchaba música y a mí me gustaba más que a otros niños: desde los cinco años ya tenía long plays de ballet...

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