La sanación de Iván Grubessich - 2 de Mayo de 2017 - El Mercurio - Noticias - VLEX 678181173

La sanación de Iván Grubessich

El diseñador de 57 años, que a los 20 llegó a trabajar desde abajo a la casa de Yves Saint Laurent, que pasó por Kenzo y Ungaro, y que creció como diseñador al amparo del tunecino Azzedine Alaïa, está trabajando afanosamente para cerrar el ciclo de su historia de amor y desamor.

-Estoy preparando una colección que me reconcilia con mi país -lanza mientras desordena las gasas aleopardadas y floreadas que visten el maniquí que se impone sobre la mesa de comedor, forrada en papel kraft, que utiliza como centro de operaciones en la casa de su mamá.

El diseñador está de paso, vino para acompañar a su hija de 11 años, Nolita, en su entrada al año escolar y acá se sorprendió con una noticia que lo obligó a permanecer unas semanas más. Desde la Embajada de Chile en Francia le confirmaron que el próximo 6 de septiembre albergarán en su sede parisina un desfile de su creación. Por primera vez en territorio chileno, aunque ultra mar, Grubessich hará una muestra personal de lo que ha aprendido y desarrollado en sus más de 30 años de oficio en la alta costura de nivel mundial. El motivo recurrente será el país, visto a través de los ojos del creador.

-Esta fue una idea que partió hace más de un año con Camilo Valdivia (fallecido productor de modas) que se había radicado en París, y quería empezar a trabajar. Él me ofreció hacerlo, y yo lo pensé harto porque tengo muchos sentimientos encontrados -reconoce Grubessich-. Dije qué hago con Chile, cómo miro a mi país que a lo largo de los años para mí se fue alejando mucho, se fue convirtiendo en algo súper doloroso, súper difícil de entender. Porque después de que me fui a vivir afuera, me fui sintiendo como un extraño cada vez más.

-¿Por qué?

-Porque cuando me formé profesionalmente en Europa, en Francia, y ya regresé a Chile a fines de los 80, viví 20 años profesionalmente muy duros, muy violentos e injustos. Entonces, frente a esta oportunidad, dije: 'No puedo hablar de ese Chile, porque entonces no va hablar de una buena mirada, así que me voy a ir a mi infancia'. Y desde ahí me puse a crear.

Criado en Valparaíso, hijo de un marino mercante que fue más ausente que presente, Grubessich creció junto a su madre y dos hermanos. En sus correrías por el puerto empezó a acumular imágenes, colores y texturas que hoy se despliegan por este improvisado atelier. Los diseños son todos suyos, pero ha invitado a colaborar a otros artistas en el teñido e impresión de telas, realización de telares y confección de accesorios.

En los 34 figurines que integran el dossier de la colección "OJO" -"le puse así como forma de protección contra el mal de ojo", dice-, hay diseños de inspiración telúricas, basados en el cobre, el lapizlázuli y el salitre. También hay alegorías del vino, y del puerto de Valparaíso y de los ascensores y prostíbulos del lugar. Hay diseños que rescatan la imaginería de La Araucanía, los telares y arpilleras de Violeta Parra, otra chilena que marcó presencia con su obra en la ciudad luz.

-Busqué la autorización del Museo y de la Fundación Violeta Parra para ocupar elementos de sus arpilleras en mis diseños, y les fascinó la idea de llevarla a la alta costura. Es más, decidí ocupar sus mismos colores, porque...

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