Sampaoli tiene corazón - 30 de Mayo de 2015 - El Mercurio - Noticias - VLEX 571381026

Sampaoli tiene corazón

Jorge Sampaoli entra al mediodía a un salón de Juan Pinto Durán y se podría estimar que lleva ya cuatro horas y media en jornada laboral o, si se prefiere, seis despierto: invariablemente el horario de entrada para su equipo de trabajo son las siete y media. Es jueves, pero el dato no alcanza para calcular cuándo será su próximo día de descanso.

-Los sábados venimos de nueve a una. Y después vamos al estadio a ver partidos, nos los repartimos con mi equipo. Los domingos no es obligación venir, pero tenemos que analizar fútbol todo el día.

-¿No hay días libres?

-No, libres no.

-¿No cree en el descanso?

-A veces es necesario, pero no tenemos tiempo.

-Para un solo partido, digamos el debut con Ecuador, ¿cuántos partidos puede ver?

-Muchos, muchísimos, y no soy solo yo, es mucha gente trabajando para un partido en particular. Para el que me consulta, hemos analizado todos los partidos del proceso anterior de Ecuador, todos los del proceso nuevo, todas las fechas FIFA y todos los partidos en sus clubes de los jugadores titulares.

-En privado hay técnicos que dicen que eso es una exageración, que hay demasiados factores impredecibles en un partido.

-Se dan cosas impredecibles, pero se dan muchas repetitivas; los jugadores que vamos a enfrentar suelen resolver las cosas de manera repetitiva. El conocimiento de eso hace que uno esté preparado. Necesitamos entregar esa información procesada.

-De ver tantos partidos, reducirlos a movimientos mecánicos, ¿siente que ya lo ha visto todo?

-Muchas veces tengo la sensación de que ya sé lo que voy a ver, que nada me sorprende. Últimamente, la gente que analiza partidos me tiene que hacer ver que hay algo especial.

-¿Le ha llegado a aburrir el fútbol?

-Como pasatiempo, me aburre; como profesión, no. Ahora solo analizo los partidos que se necesitan; analizo más de lo que veo. No miro fútbol por distracción; lo hacía, pero lo dejé de hacer.

-Suena triste eso. ¿No es perder un poco la pasión infantil que le producía el fútbol, que lo hacía recorrer 600 kilómetros para ver un partido?

-Sí, es posible, pero uno está todo el día tan atareado, que lo más sano para la mente es buscar otras cosas: una película, un documental. Aprendí que eso puede ser más útil para desarrollar alguna idea a través de una cosa distinta del fútbol.

-¿Ha cambiado esto su forma de trabajar? Hasta hace poco corrían historias de llamados a las cuatro de la mañana a sus asesores para analizar un partido...

-Eso fue en determinado momento, ya no lo hago. Es un avance profesional que tiene que ver con la exactitud. La ansiedad era mía, esa obsesión no era prudente. La obsesión se tiene que transformar en calidad, para que el jugador tenga la información adecuada en el momento preciso.

-Se dio cuenta de que no era necesario.

-No lo era, era una obsesión mía por llegar a un lugar dentro de mi profesión el que me era muy lejano. Antes era una persona extremadamente autoexigente y eso no me daba la posibilidad de pensar, de estar tranquilo.

-¿Ya no es autoexigente?

-Sí, pero manejando los tiempos de la experiencia. Lo que he pasado tiene que dar un poco de sabiduría. La vorágine me permitió estar donde estoy hoy, pero tuve que aprender a manejar otros tiempos, ser más sabio, más concreto.

-¿Está más desapasionado?

-No, yo soy apasionado con todo; el fútbol, el deporte, especialmente con ganar. Con eso nací y con eso voy a morir. Lo que estoy haciendo es tratar de atenuar las consecuencias de esa pasión, que no sea tan desbordante, porque eso te hace no ser tan objetivo.

-¿Qué pasa cuando le toca trabajar con gente que no entiende la profesión con esa pasión? Jugadores, por ejemplo.

-Los intentamos de convencer de lo que hacemos. Si no resulta, los cambiamos, buscamos otro. No podemos tener a alguien al que haya que estar todo el tiempo convenciéndolo.

-Pero eso tiene límites. Un gerente, por ejemplo, puede cambiar a todos sus ejecutivos. Usted no puede desligarse de Alexis Sánchez.

-Trato de verlo como algo no tan diferente. El gerente tiene empleados capaces, su labor es lograr cierta identidad en ese talento. Eso es ser un conductor, lograr eso. Todo tiene que ver con la fundamentación del que proyecta, tiene que ser creíble.

-O sea, si alguien no le hace caso en algo, ¿es culpa suya?

-Totalmente. Si alguien ejecuta de manera desordenada, tiene que ver con el conductor. Eso es muy importante. Imagine que en estos momentos, tan cerca de la Copa América: si no hay un grupo convencido de jugadores, que tengan claro lo que quieren, la culpa sería mía.

-¿Qué significa ganar para usted?

-Para mí, ganar es todo.

-¿De dónde viene eso?

-De chico. Es algo con lo que nosotros nacimos, un fanatismo propio del lugar de donde venimos, nuestro fanatismo por el fútbol. Me duele mucho perder.

-Hace cuatro años ya decía que estaba preparándose para cuando comenzara a perder. No parece un estado mental saludable.

-Nos ha tocado un proceso de victorias difícil de explicar acá en Chile; sabemos que en el fútbol no hay éxito continuo, que en general dura muy poco y que nos va a tocar en cualquier momento. No es que lo esperemos, pero sé que va a pasar, me adelanto al impacto, estoy listo para revelarme de nuevo cuando pase.

-¿Se puede trabajar así?

-Sí, de hecho nos ha afectado, pero para bien. Me ha obligado a evolucionar, buscar otras formas para ganar, no intentar ganar siempre de la misma manera, adoptar otras formas, ir buscando respuestas en ese proceso.

-No cree, entonces...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR