La pollitud a salvo - 22 de Junio de 2014 - El Mercurio - Noticias - VLEX 515916598

La pollitud a salvo

Además, los pollos me traen el recuerdo de deliciosas enfermedades infantiles, nada muy grave, pero que obligaban al doliente a echarse a la cama con cara de circunstancia, no sólo para recuperar su quebrantada salud sino, lo más importante, para capear las horrendas clases de matemáticas que impartía "El Cubo" en el colegio. Se entornaba los postigos (bendita edad y siglo dichoso en que las ventanas eran verticales y tenían postigos); se hacía silencio en la casa; se traía más almohadas para comodidad de la espalda, del cuello; se proveía al paciente de abundante lectura (con monos, para no cansarle la vista) y, "last but not least", se le traía, en bandeja ad-hoc, una dieta de pollo deliciosa, con trutro largo, que era la presa favorita de cualquier niño. Ah, la mano de la Herminia para hacer esas dietas, con un poquito apenas de arroz, una papa, una zanahoria... Venía marraqueta, luego una maicenita en leche y, finalmente, se iban y callaban todos para permitir al petimetre disfrutar del ocio salutífero en aquella penumbra suave y propicia al sueño y al ensueño. !Enfermedades que no volverán¡...

Andando la vida, aparecieron pollos más gordos. También algo más pálidos, pero, en fin, no lo queramos todo. Y comenzamos a disfrutarlos de...

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