Salta la belleza y el miedo - 21 de Junio de 2015 - El Mercurio - Noticias - VLEX 575094186

Salta la belleza y el miedo

Viajo a Salta, una provincia en el noroeste de la Argentina. El vuelo no responde a una vacación programada, sino a la necesidad de aprovechar unas millas de avión que se vencen y de escapar por dos días de mis corridas domésticas. Elijo Salta porque es una provincia hermosa (se la conoce como "Salta, la linda") y porque tiene una zona, la Quebrada de San Lorenzo, donde es posible contactar con la naturaleza y dormir tocando las copas de los árboles.

Cuando tomo la decisión, sin embargo, no pienso en lo otro.

-Ahí murieron dos turistas francesas, movete en grupo -me recuerda una amiga cuando le cuento el plan-. ¿Justo ahí tenías que ir?

Había olvidado ese episodio. Ocurrió el 29 de julio de 2011. Las extranjeras Houria Moumni y Cassandre Bouvier estaban aparentemente paseando por San Lorenzo cuando desa-parecieron -el 15 de julio de 2011- para volver a aparecer dos semanas después en plena quebrada, muertas y con signos de violencia sexual. El asesinato desató un escándalo que llegó a los diarios nacionales y franceses, y que puso en jaque el negocio turístico en la zona ya que el responsable de ese ataque resultó ser un guía local, un muchacho conocido en la comunidad que admitió la violación, aunque negó haberlas matado después.

Pero no recordé nada de eso cuando pensé en Salta. Me centré en los viñedos -la provincia tiene una profusa actividad vitivinícola-, en los paisajes de cerro y yunga, y en las fotos que había mostrado mi madre años atrás, cuando fue a la quebrada de San Lorenzo y quedó fascinada y con ganas de regresar.

-¿Justo ahí, nena? ¿A lo de las francesas? -dice ahora mi madre, que ya no quiere volver.

-Pero ya saqué el pasaje -respondo, y es cierto: ya saqué el pasaje.

Me dispongo a viajar.

San Lorenzo queda a doce kilómetros de Salta Capital y a veinte minutos de taxi desde el aeropuerto. Es un caserío de 5.000 habitantes permanentes -la cifra se duplica en temporada alta- que nació como barrio de descanso de la clase alta salteña y que aún hoy conserva construcciones coloniales, algunas paredes de adobe y cielorrasos hechos con durmientes de quebracho. Al fondo, el cerro de San Lorenzo -que, como otros que hay en la zona, integra la primera línea de la precordillera de los Andes- se levanta como un centinela de hombros pesados. Lo miro desde la terraza de la habitación. La vista desde el hotel -el Selva Montana, ubicado en altura- es extraordinaria: abajo se despliega una parte del valle -hay un arroyo, viviendas aisladas, copas de árboles- y al fondo está la quietud inminente del cerro.

Dejo mis cosas y salgo a buscar una agencia que haga excursiones. Camino en dirección al centro por la avenida Juan Carlos Dávalos, una de las dos arterias asfaltadas de San Lorenzo, hasta llegar a Uma Travel, el único local de paseos turísticos de la villa. El empleado enumera las...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR