¿Y cómo salimos? - 1 de Marzo de 2020 - El Mercurio - Noticias - VLEX 840791528

¿Y cómo salimos?

Si alguien le ofrece una respuesta conclusiva a la pregunta de este título, que con creciente angustia se hacen más y más personas, desconfíe. Sí, porque no existen soluciones claras para desafíos tan complejos como los que hoy estamos viviendo. Por lo mismo, no hay que preguntarse cómo salimos, sino cómo transitamos; no hay que enfocarse en el resultado, sino en el proceso; no hay que actuar con desesperación, sino con paciencia; y no hay que hablar tanto, sino escuchar más.Estamos enfrentados a un punto de inflexión, a una transición social, a uno de esos quiebres que de tiempo en tiempo ponen a prueba a los países -y a las organizaciones y a las familias también-, y de los cuales o se sale fortalecido o se transforman en pantanos que terminan absorbiendo todas las energías y debilitando. Alemania salió fortalecida de la transición que tuvo que afrontar después de la Segunda Guerra, lo mismo que Estados Unidos con los derechos civiles en los años '60, o Sudáfrica con el término del apartheid en los '90, o nosotros mismos, en Chile, con el retorno de la democracia en el inicio de esa misma década.No ha sido el caso, sin embargo, ni de Argentina ni de Venezuela, que por décadas han estado atrapados en divisiones internas, que se hacen cada vez más viscerales, impidiéndoles progresar. Hablamos de los dos países latinoamericanos que más cerca estuvieron de ser desarrollados, como Chile lo está hoy. Y hasta el momento, vale la pena notarlo, ninguno lo ha logrado.Un conflicto de valoresSabido es que los seres humanos terminamos destacando sobre las demás especies por nuestra capacidad de cooperar unos con otros a nivel masivo, entre desconocidos. Ello se hizo posible por el desarrollo de la conciencia y del lenguaje, que nos permitieron construir relatos que nos hicieron sentir parte de algo más grande -una nación, una causa, un credo-, compartiendo valores con quienes, sin conocernos, nos sentimos identificados.Esa misma capacidad para cooperar, cuando ha sido alta, explica el progreso de países y organizaciones, y también su estancamiento, cuando ha sido baja. Visto así, Chile progresó del modo en que lo hizo durante la década del '90 gracias a un muy alto nivel de cooperación, que supuso priorizar con generosidad el bienestar del país por sobre los intereses partidistas o de clase. Pero salta a la vista que eso se fue diluyendo con el tiempo. ¿Por qué?Sentirse identificado y querer cooperar con otros que percibimos como distintos solo es...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR