¿Cómo salimos de esta? - 27 de Mayo de 2018 - El Mercurio - Noticias - VLEX 725922397

¿Cómo salimos de esta?

La crisis de los abusos llegó más tarde a Chile que al resto de los países. De paso, se perdió un tiempo precioso para haber aprendido de los errores ajenos y hecho las correcciones oportunas. Mientras en otros lugares ya se ha resuelto o se encuentra en vías de solución, en nuestro país las cosas parecen estar lejos de acabar.

¿Cómo saldremos de esta dolorosa situación? Las medidas son múltiples y me limitaré a señalar algunas.

La primera medida cuando uno se halla ante un problema grave es evitar las reacciones precipitadas. "La culpa es del celibato", dicen algunos. Olvidan que: 1) el problema de los abusos se da también en las confesiones protestantes, cuyos ministros no son célibes, en una frecuencia que supera a la Iglesia Católica, según el Christian Science Monitor , una publicación de inspiración protestante; 2) los abusos no son patrimonio del ámbito religioso: la mayoría de los abusadores son los padres, padrastros y personas de entidades no religiosas que tienen relación con menores. Así las cosas, culpar al celibato no resuelve el problema, simplemente lo desplaza al lugar equivocado.

La segunda medida se relaciona con la anterior. Los casos de clérigos abusadores son gravísimos, pero en Chile oscilan, según los diversos informes, entre 32 y 45. El mínimo sentido común exige preocuparse de los 2.300 sacerdotes restantes, que están desanimados, solos, mientras sufren el repudio de una parte de la sociedad por actos que no han cometido. Esos curas fantásticos, aunque llenos de defectos, que están allí cuando se los necesita son las otras víctimas. Si no los cuidamos, los abusadores habrán tenido el mayor de los éxitos: liquidan la vida de sus víctimas directas, destruyen la imagen de todos los sacerdotes y, de paso, alejan de la fe a miles, millones de personas. Lo que se dice de los sacerdotes también vale para las monjas, que han sido mucho menos afectadas por estos problemas, pero padecen por igual.

La tercera medida tienen que tomarla los obispos chilenos. Basta de declaraciones perfectamente redactadas, donde no hay espacio al error, que van seguidas de un "no se admiten preguntas". ¿El pueblo cristiano está llorando y usted no admite preguntas? Diga: "No sé"; diga: "Estoy superado por los hechos"; diga: "Estoy tanto o más desconcertado que ustedes"; diga: "No comprendo cómo pude ser tan estúpido", todo eso lo entenderemos, pero por favor no nos diga nunca más que se niega a hacer declaraciones.

La cuarta medida se refiere a...

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