El sagrado aroma - 17 de Mayo de 2015 - El Mercurio - Noticias - VLEX 569941318

El sagrado aroma

El ajo, como también se lo conoce, es de aquellas cosas que o se aman con verdadera pasión o se detestan con odio profundo y feo. Nuestra prole fue "socializada" -según dicen los sociologastros- en el gusto de esta maravilla. Ignoramos qué ocurre con esos gallipavos de pelos largos y pegoteados que pasean por los "malls" mascando chicles y haciendo !plop¡ con ellos, con ofensivo "spleen". No se imagina uno a esos especímenes, devoradores de "papitas fritas" endulzadas con ketchup, desarrollando ninguna sana afición por el ajo. "Como el ajo", "pelar el ajo" y otras obscenidades de su media lengua indican que no les gusta. No les haremos el favor de decirles lo que se pierden.

Por cierto, el ajo supone afición también a la vida ventilada, en sentido literal. Que corra la brisa, que entre por el comedor y las piezas; oréese el aficionado, salga a los espacios abiertos de la polis, al ágora, a echar abundantes bocanadas de furor contra la inepcia de los gobiernos. Vocifere en los puentes y parques arbolados, desgañítese desfilando por las amplias alamedas...

Para que Usía se informe, el ajo está abundantemente presente en la culinaria ultra refinada de la China y de otros países de por allá. Para no mencionar la Arabia feliz: las huríes se alimentan solo de pollos asados al ajo y de waclava. Nada más. Un baño turco después y listo. Aquí no ha pasado nada.

Pierda, pues, esas timideces que no le sientan bien a su edad y pruebe lo que viene. Berenjenas a la genovesaCórteles el...

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