Más virtud cívica para la función pública - 20 de Septiembre de 2013 - El Mercurio - Noticias - VLEX 462230838

Más virtud cívica para la función pública

Más allá del evidente progreso del país en todos los planos, subsisten apremiantes necesidades sociales, culturales y económicas. Nuestra sociedad presenta aún carencias graves y el tiempo pasa sin respuestas plenas. Caminamos hacia una mejor educación básica y media, pero la historia de reformas y contrarreformas tiene más de cuatro décadas, a lo menos. También es notorio el caso de la salud, ámbito en el que muchas cifras reflejan conquistas que son propias del desarrollo, pero que están inmersas en una cobertura de salud insuficiente, en especial respecto de los requerimientos de los más pobres. En el ámbito de la cultura, entendiendo por tal la disponibilidad en nuestros pueblos y ciudades de bibliotecas, medios tecnológicos para favorecer el conocimiento, teatro y música, hallaremos demasiados espacios en blanco.

Así como la tecnología de vanguardia llega al país y es usada a pocos meses de su estreno en Europa o Estados Unidos, y lo mismo ocurre con bienes de consumo, con procedimientos médicos, ¿qué sucede con otros instrumentos que el conocimiento, las ciencias y la técnica, han generado para ampliar el bienestar de los pueblos? Expertos de nivel internacional recomiendan fórmulas para elevar los estándares de educación, favorecer la igualdad de oportunidades, combatir la droga y la delincuencia juvenil, prevenir el delito, asegurar la resocialización de quienes delinquen, fomentar las energías renovables, controlar la polución y tantas otras materias de importancia. Sin embargo, se prescinde de tales recomendaciones.

Nos preguntamos con espíritu crítico y la inquietud que genera la percepción de no avanzar más rápido, ¿por qué no hemos sido capaces de más? ¿No ha contado Chile con servidores públicos del peso y la visión necesarios? ¿Puede hablarse de cierta desafección de los talentos hacia la vida pública?

Nos parece sano contribuir a despejar la duda. Quizás pueda colaborarse con el futuro sembrando estas inquietudes y abriendo algunos derroteros. A fin de cuentas, todos tenemos la responsabilidad de hacer la historia. Quienes estamos en las universidades, quizás los primeros, puesto que una de nuestras misiones es precisamente mostrar, preparar y formar a quienes han de hacer la historia.

Todo trabajo, el del artista y el del científico, el del líder político y el del jefe del Estado, y en general el de todo profesional, responde a la vocación personal, pero es la formación la que da a esa vocación sentido y futuro. La...

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