De Rusia, con amor - 10 de Agosto de 2014 - El Mercurio - Noticias - VLEX 523438522

De Rusia, con amor

Esta forma de representar a los rusos ha sido asumida por buena parte de la prensa occidental. Cuando se habla de Putin, se nos recuerda que integró la temida KGB, y sus empresarios deben estar necesariamente vinculados a alguna mafia. Su política internacional, actual y pasada, no sería más que la propia de un imperio insaciable, en constante expansión.

El episodio más reciente de esta tenebrosa historia sería la desestabilización de la pacífica y europea Ucrania, y la anexión de Crimea. Como reacción, los europeos y norteamericanos han acordado sanciones contra el oso imperialista. Lamentablemente, Putin ha reaccionado prohibiendo la importación de alimentos y otros productos que provienen de los mercados de esos países.

Pero nada de eso desanima a esas blancas palomas que son las democracias occidentales. Ya hace unos meses nos habían dado una clara señal al conseguir el derrocamiento de Yanukovich, el perverso líder prorruso ucraniano, en una acción que tiene todas las características de un golpe de Estado, y últimamente han intensificado sus sanciones a Rusia por su mal comportamiento.

Las cosas, sin embargo, no son tan sencillas. Los sucesos que actualmente enfrentan a Rusia, por una parte, y Europa y los EE.UU. por otra, no son cosa de hoy. Los EE.UU. ganaron la Guerra Fría, pero procedieron con Rusia de manera muy distinta al modo en que habían actuado en la posguerra, cuando tendieron una mano generosa a Alemania, Italia y Japón, y transformaron a sus enemigos en estrechos aliados.

Uno podía esperar que, derrumbado el comunismo y desaparecida la Unión Soviética, iban a hacer otro tanto con Rusia. Pero no, en vez de transformarla en un aliado, se dedicaron a humillarla.

La provocación más notoria fue la ampliación de la OTAN y sus sistemas defensivos, que pasaron a incluir a países que antes estaban bajo la órbita soviética. El mensaje subyacente era obvio: "ustedes, señores rusos, siguen siendo peligrosos, de modo que los rodearemos con la tecnología bélica más avanzada, para que no caigan nuevamente en la tentación de ampliar sus fronteras".

Lo asombroso es que los occidentales se sorprendieron enormemente por la consiguiente molestia de los rusos: "¿Acaso no han leído a Rawls estos moscovitas? ¿No saben que las democracias liberales jamás han sido un peligro para...

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