Entre la ruptura y el re-originar - 18 de Febrero de 2014 - El Mercurio - Noticias - VLEX 492887146

Entre la ruptura y el re-originar

Entre las despedidas del año pasado que no se destilaron como correspondía -siempre sucede- estuvo la de Alberto Cruz Covarrubias, quien junto a Godofredo Iommi encabezó el pelotón que refundó la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica de Valparaíso en 1952. Fueron la inspiración de quienes llevaron hasta una frontera arriesgada esa conjunción en la que siempre ha consistido la arquitectura: la fusión incierta en la construcción entre el arte y lo factible. Para Godo y Alberto Cruz, la poesía era la meta de sus desvelos. Dejaron un sello permanente en esa Escuela que se asoma al borde de la Curva de los Mayos que divide Valparaíso y Viña, todo un signo de los sueños que acariciaban. Por cierto, parte de la empresa se diluyó con el desaparecimiento del grupo fundador. Eran difíciles maestros para sus discípulos, aunque un soplo tendrá que animar para siempre a las nuevas generaciones. Lo extraordinario reluce por su vida breve, una llamarada que se extingue al momento de iluminar.

Para alguien como yo, que los observó desde un margen del margen -con relación verdadera, en todo caso, con Godofredo-, el juicio puede ser temerario. Representaban las vanguardias, la sensibilidad estética moderna surgida en torno al 1900, que se instaló como una ventana creativa al lado de otras. Es la manera de hallar en ellas siempre un modo de expresión que responda a la exploración de los límites últimos. Desaciertan las interpretaciones que ven en las vanguardias una etapa nueva, a veces hasta definitiva, en la conciencia estética -y moral- de nuestra era. Si así fuera, ya estaría pasada de moda.

El mérito de estos arquitectos (del grupo, uno era poeta, otro escultor) fue, en la estela por ellos escogida de Vicente Huidobro, haber sido portavoces de esta sensibilidad justamente porque su horizonte no era la aniquilación de un pasado, sino su rescate en sus más altos ejemplares. Para Godo, Homero en La Ilíada y Virgilio en La Eneida, sobre todo esta última, representaban una fuente de...

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