Rumbo al Edén francés - 30 de Agosto de 2020 - El Mercurio - Noticias - VLEX 847541786

Rumbo al Edén francés

Ha habido discusiones doctas sobre cuál es precisamente la ubicación del Jardín del Edén, del cual nuestros primeros padres fueron tan justamente expulsados por brutos. Algunos han sostenido, con profusión de argumentos y citas de insignes Padres, que ese famoso Jardín estuvo situado hacia el oriente de la desembocadura del Ródano. Otros, con no menor caudal de citas, proclaman que estuvo hacia el occidente de esa desembocadura, en algún lugar del Languedoc cercano a Toulouse. A este último parecer nos inclinamos en aquella ocasión, por lo que, dejando atrás a Poitiers, nos lanzamos hacia abajo, en una tirada larga y llena de expectación, a la gran Carcassonne.El trayecto fue tan lleno de encantos y consuelos que, a veces, temíamos que íbamos a quedarnos pegados aquí o allá. Pero, !cómo pasar a dos kilómetros de Cognac y no detenerse a aspirar perfumes, por si flota alguno por ahí de ese fine champagne ¡ Un par de veces vagamos por los potreros del país de los Mosqueteros, llenos de trozos de piedra caliza dorada, blanda de tallar, con la cual se construyeron las catedrales de Europa. Tuvimos, a la cuadra de Burdeos, un entrevero con una mujerona gorda y terca, a la que queríamos comprar vino: declaró la muy cargante que no entendía eso de " un litre ", porque nuestro " un " estaba mal pronunciado. Y ahí estábamos, ensayando diferentes fruncimientos de boca para producir el sonido exacto que la gorda exigía. Visto lo cual, a la parada siguiente nos detuvimos en un supermercado chico, cerca del camino, e invertimos en la única botella de un grand cru classé que bebimos por aquellos años, un Pauillac que protegimos como recién nacido durante el resto del viaje, para abrirlo de regreso en casa. !Qué bouquet indescriptible¡ !Hubiéramos querido dejar puesta la nariz en el gollete per secula seculorum ¡Habiendo salido de Poitiers en la mañana, llegamos al caer la tarde a Carcassonne, donde había comenzado ya la vendimia, celebrada en una plaza con una fiesta muy simpática, provinciana y pasablemente surtida, aunque casi todos los vinos del lugar eran poco más que vins de table ; pero catamos de lo más contentos todo lo que se ofrecía. Luego de lo cual nos fuimos a "reposar", prometiéndonos madrugar al día siguiente: es mucho lo que hay que ver, y es el segundo lugar de Francia que es imprescindible conocer (el primero es Fougères, del cual hablamos en otra crónica).Naturalmente, uno se va de hacha a la magnífica ciudad medieval, encaramada allá arriba en su estratégico promontorio, construida sobre bases romanas, rodeada de magníficas murallas y reconstruida por Viollet-le-Duc...

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