El rugby y los bonos - 26 de Septiembre de 2015 - El Mercurio - Noticias - VLEX 583219070

El rugby y los bonos

Hay que felicitar además a nuestro legislador, ya que hace escuela y cuenta con varios parlamentarios, alguno de su misma tienda y región, que lo siguen. Y superando a su maestro, declara que se enteró de los efectos del terremoto y tsunami al llegar a Estados Unidos, cuando en realidad estaba perfectamente comunicado y pisando territorio chileno cuando la catástrofe de Coquimbo era un hecho evidente.

Aun sin recuperarnos de la tragedia sísmica, los chilenos enfrentamos atónitos otro remezón. BancoEstado cerró su negociación colectiva pagando a sus 9.300 funcionarios sindicalizados un bono de término de conflicto de $6,3 millones, correspondientes al 90% de sus utilidades después de impuesto del primer semestre de este año. El banco del patito, el de todos los chilenos, cedió ante las amenazas de un grupo de presión, ignorando por completo que necesita hacer inversiones gigantescas en tecnología para ponerse al día en eficiencia y mejorar así la calidad de servicio a sus 9 millones de clientes.

¿Qué ocurre con nuestras autoridades que, desconectadas del dolor, la angustia y las necesidades de la gran mayoría de chilenos deciden abandonar el país o ceder en cuestión de días a un reducido grupo de interés, lo que más del 80% de sus compatriotas ni siquiera logran obtener en un año completo de trabajo? ¿Será su falta de empatía? La psicología nos enseña que cuando intuimos cómo se siente el otro ante el dolor y la dificultad, es probable que le dediquemos tiempo y esfuerzo, y vayamos solidariamente en su ayuda. No ha sido el caso de los últimos días. Tal vez el diagnóstico sea peor, y ocurra que nuestras autoridades sufren lo que el sociólogo francés Emile Durkheim denominó anomia, aquella situación en que las normas sociales y la búsqueda del bien común han sido borradas o degradadas, provocando que los individuos -nuestras autoridades- pierdan todo marco de referencia y se deshagan de cualquier freno para desatar sus propios intereses y pasiones.

Si Pizarro realmente entendiera el...

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