'El nuevo rostro de la derecha que el Presidente mostró con este gobierno es un legado que el sector aún no valora'
Sus esfuerzos se tradujeron en que el año pasado dicho programa se transformó en ley, lo que la llena de orgullo. Y es que el 11 de marzo de 2010, la esposa del Presidente Sebastián Piñera ingresó a La Moneda con dudas respecto de sus capacidades para dirigir siete fundaciones y sus recursos.
"Pero ha sido mucho mejor de lo que yo esperaba y cambié las aprensiones por gratificaciones y gratitud. Siempre ha sido como un regalo del cielo haber tenido esta oportunidad. Ha sido bonito y enriquecedor", dice hoy Morel. Además, asegura que antes de llegar al gobierno, como asistente social, su trabajo con jóvenes, mujeres y presos consistía en conocer el impacto de los problemas sociales y económicos en la vida emocional y psicológica, y que esa perspectiva ahora cambió radicalmente.
"Veo la magnitud de los problemas sociales de una manera más macro. Lo que pasa es que cuando tú tratas a las personas uno a uno crees que es más fácil dar soluciones, pero cuando te toca estar en este mundo de la política o de resolver problemas de grandes comunidades no basta con hablar y contener; comprendes que para resolver los problemas no te puedes quedar en lo afectivo porque requieres tener una cierta objetividad para subirte a un plano. Es como mirar desde el balcón y decir cómo podemos unir todo esto que está pasando acá abajo, por dónde parto y cómo les doy en el gusto a todos que es imposible. Es una visión diferente".
-¿Ya siente nostalgia? Se le ha visto bastante emocionada en sus últimas apariciones públicas.
-Han sido semanas muy intensas y de mucha emoción. Me ha tocado acompañar a Sebastián en el balance de la reconstrucción, que eso quizás ha sido lo más emotivo, y también ha habido muchos "adiós", muchas despedidas de personas que ya no vas a ver. Aquí no hay nadie que no haya pasado por su llanto y nos da mucha pena separarnos como equipo. Y el otro día me emocionó en Caleta Tumbes encontrarme con las mismas mujeres que hace cuatro años tenían, como decía yo, lágrimas de dolor, de angustia y ahora las encontrabas de verdad llorando, pero con emoción, de felicidad porque lograron el sueño de la casa propia. Había también un letrero que decía: "Gracias Presidente, cumplió". Después, a cada cosa que me decía Sebastián, yo le decía "Sebastián, cumpliste". Lo empecé a usar todos los días.
-¿Tuvo algún costo familiar este paso por el gobierno?
-No siento que como familia nos haya afectado; al revés, nos hemos unido mucho, siento esa complicidad mía con Sebastián, que de alguna manera todos nos hicimos...
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