El rompecabezas del transporte en Valparaíso - 7 de Diciembre de 2014 - El Mercurio - Noticias - VLEX 547759430

El rompecabezas del transporte en Valparaíso

Ocurrió el 10 de marzo de 1920, poco después de las ocho de la noche, en la avenida Pedro Montt frente a la plaza Victoria. Un gran número de personas abordó el tranvía, pero cuando iba a reiniciarse el viaje el inspector notó que en el carro había una persona más de lo que permitía el reglamento. Pidió al último pasajero que bajara, lo que generó una discusión que fue tomando temperatura.

Irritados e indignados, algunos pasajeros comenzaron a quebrar los vidrios del tranvía. "Fue una violenta reacción en cadena: 21 tranvías fueron quemados y 56 resultaron dañados, de una flota de no más de 70 carros. La revuelta fue el resultado del pésimo servicio que ofrecía el tranvía eléctrico en Valparaíso", relata el historiador Simón Castillo, autor del libro "Valparaíso. Un siglo de historia visual del transporte público (1860-1960)" junto a Waldo Vila y Marcelo Mardones, integrantes del grupo Micrópolis.

La investigación tuvo fondos del Consejo de la Cultura y contó con apoyo de la Fundación Procultura. Incluye 110 fotografías históricas, textos en castellano e inglés y un prólogo del premio nacional de Historia Eduardo Cavieres. Fue presentada esta semana en la Biblioteca Severín.

"Valparaíso siempre ha sido un espacio geográficamente complejo. Está la dualidad entre el plan y los cerros, con sus realidades tan distintas. No tiene un trazado de damero. Ni siquiera es un laberinto de ángulos rectos, sino de curvas irregulares que se multiplican y se pierden. En ese extraño escenario debieron aplicarse políticas de transporte público", señala Castillo.

Durante la primera mitad del siglo XIX, por el plan corrían los coches de posta, lo más parecido a las carrozas europeas, aunque funcionaban como taxis y, de este modo, estaban reservados a la gente adinerada. En simultáneo, el porteño común transitaba a pie o, a lo sumo, subía a los cerros en mulas de carga. En 1863 llegaron los tranvías de sangre, vale decir, con tracción animal. El transporte se hizo público.

"Pero todo eso ocurría en el plan, preferentemente por la avenida Pedro Montt. Los cerros seguían siendo periferia sin conectividad", apunta el investigador. Los ascensores fueron, así, intentos reales de generar accesos desde y hacia los cerros. Fueron instalados hacia 1880 en algunos cerros donde vivía la gente pudiente, como el Alegre y el Concepción. El Cordillera, un cerro popular, fue el tercero en contar con un ascensor. Llegaron a ser 29. "El problema fue que solo alcanzaban la cota...

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