Roberto Silva Bijit, gran observador de Quillota
Antes de esta obra, sin embargo, ya había publicado "Apuntes sobre la historia de Quillota", "Quillota en el corazón" y "Viajeros en Quillota durante el siglo XIX", entre otros libros. Además, a través de "El Observador", de circulación bisemanal, y de la radio "Quillota" ha divulgado durante décadas mensajes con contenido histórico sobre su ciudad, a la que no duda en declarar su amor. "En 1967 se celebraron 250 años de la fundación de Quillota -recuerda-, y en el acto principal habló el presidente Frei Montalva, el alcalde de la ciudad y yo, como estudiante".
Silva Bijit estudió Historia en la Universidad Católica de Valparaíso. Ya desde el primer año, en 1966, comenzó a hacer un programa de radio y a escribir artículos. Luego hizo clases durante 15 años en esa misma universidad. "Ahí nace la idea de estudiar la historia de Quillota, porque me di cuenta de que no había material al respecto. Empecé a juntar documentación durante 50 años y de esos 50, estuve 47 al frente del diario "El Observador", que ahora dirige mi hijo. Eso me permitió estar atento a lo que pasaba en la ciudad mientras trabajaba en su historia. Esa mezcla generó una voluntad natural de investigar y de llegar a algo concreto".
Aparte de sus propias investigaciones, ha organizado cuatro jornadas de historia de Quillota, desde 2014. "Ahí reúno a la gente que está investigando el tema en diversas instituciones. He podido tener un dialogo con ellos", señala.
-¿Hay muchas fuentes para estudiar la historia de Quillota?
"Muchas. Quillota es la ciudad de Chile con la que se inicia la política fundacional del reino en el siglo XVIII, después del desastre de Curalaba, hacia 1600. El rey pide fundar ciudades y en el siglo XVIII mandan a Quillota a un oidor de la Real Audiencia a despachar a un gobernador que había hecho contrabando con los franceses. Y el oidor, en nueve meses que estuvo en Chile, decide fundar una ciudad en 1717".
-Aunque el lugar existía desde siempre...
"Claro. Si uno fuera un indígena que viene caminando de Centroamérica, el primer lugar de agrado, no desértico ni selvático que encuentra es el valle de Quillota, con un río Aconcagua que corre caudaloso. Ahí se instalan los picunches con los changos en la costa. Luego llega la penetración incaica que va a durar 80 años y va a ser decisiva para cambiar las técnicas de cultivo, mejorar los riegos, seleccionar las especies; los incas fueron un gran aporte. Después vienen los españoles, que son los únicos que llegan...
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