Roberto Guerrero y su salida de Guerrero Olivos: 'Siempre he estado muy tranquilo, tengo un prestigio y una tranquilidad de espíritu que no quiero enlodar'
Fue en abril de 2020 cuando Cuatrecasas, uno de los estudios de abogados más prestigiosos de España, aterrizó en Chile. Y lo hizo de la mano del abogado experto en litigios y arbitraje internacional Cristián Conejero (45 años), a quien reclutaron desde Philippi Prietocarrizosa Ferrero DU & Uría (PPU) para asumir como socio director. Conejero era un viejo conocido de los ibéricos y había trabajado en la firma española -entre 2007 y 2013 en sus oficinas de París, Madrid y Sao Paulo-, llegando a convertirse en socio.Ocho meses después se anunció la llegada del segundo socio principal: Roberto Guerrero Valenzuela, para liderar el área corporativa y transaccional, dejando el mismo cargo que tenía en Guerrero Olivos, estudio que fundó su padre -Roberto Guerrero Del Río-, junto a otros socios. Y lo hizo acompañado de los también exsocios Macarena Ravinet, Josefina Yávar y Tomás Kubik.Por primera vez, Guerrero aclara su salida, en un contexto en que su cambio de bufete avivó múltiples interpretaciones. Una de ellas apuntaba a que habría existido una negociación para una alianza entre Guerrero Olivos y Cuatrecasas, la que no fructiferó, y que terminó con Roberto Guerrero como socio de los españoles. "Estuve 29 años en Guerrero Olivos y mi salida fue algo más personal. Me pasó que a mis 50 años vi una oportunidad de hacer algo nuevo y, por múltiples razones, me di cuenta de que no lo iba a poder hacer en Guerrero Olivos. Elegí este camino y obviamente fue una decisión muy difícil".-¿Cómo le afectó el que lo tildaran de "traidor" en algunos medios?"En nada. Yo sabía el trasfondo de esto".-¿Es efectivo que se reunió con los españoles de Cuatrecasas para negociar en forma individual, a espaldas de sus socios de Guerrero y Olivos?"Nada de eso es cierto. De hecho, me fui en las mejores condiciones, emocionado y agradecido de las reacciones internas. Si hubo alguien que dijo algo en algún momento de nerviosismo, lo entiendo, pero a mí no me afectó, porque sabía cual era la realidad. De hecho, la prueba está que han pasado seis meses y seguimos todos tan tranquilos, tan amigos y tan admiradores los unos de los otros. Yo admiro mucho el trabajo que se hizo y que se sigue haciendo en Guerrero Olivos, le tengo un cariño enorme y es como mi hijo profesional. Todas las partidas son dolorosas, tanto para el que se va como para el que se queda, pero yo me siento muy tranquilo y feliz. Miro hacia adelante y el mayor logro es que Guerrero Olivos sea muy exitoso y...
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