Roatán: El último arrecife sano de Mesoamérica
Atrás queda la isla de Roatán, que pertenece al archipiélago Islas de la Bahía en Honduras. La distancia permite apreciar su silueta tropical de suaves contornos y respingadas palmeras. Al frente, como si fuera un espejismo, creo divisar una especie de huella en el mar que semeja un nido de olas inconexas. El capitán de la embarcación detiene la marcha justo en ese tapiz bordado por el oleaje. "Así es como pueden saber que aquí abajo existe una barrera de coral", dice Arturo, nuestro instructor de buceo en este viaje, argentino de Buenos Aires radicado en Honduras hace siete años. "Las olas se producen por el choque del mar contra el arrecife de coral y de ahí su nombre: producen un efecto barrera que protege la costa del oleaje".
El bote cabecea con fuerza sobre las olas. Somos seis, todos extranjeros, listos para zambullirnos entre las formas y colores del Caribe. Para la mayoría se trata de su "bautizo" o primera inmersión. "Che, miren para acá", vocifera de pronto Arturo y luego camina hacia un borde del bote. "Con una mano sostienen el cinturón y con la otra, la máscara. Luego dan un paso largo al frente".
!Splashh¡ Arturo se hunde en el mar, pero rápidamente sale a flote, asoma su rostro sonriente sobre la superficie y hace ademanes para que lo sigamos. Una vez en el agua, desinflamos los chalecos y comenzamos a descender.
Razones para bucear en Honduras hay muchas, pero al menos dos destacan: uno, conocer la segunda barrera coralina más grande del mundo (después de la Gran Barrera de Australia), y dos, bucear por poco: las Islas de la Bahía en Honduras tienen algunos de los precios más convenientes para esta actividad.
Así, Roatán y su pequeña hermana Utila, son conocidas por ser prácticamente fábricas de buzos. Como referencia, un curso para obtener la credencial Open Water en la Gran Barrera de Coral de Australia cuesta unos 634 dólares; en Roatán los precios bajan a la mitad: entre 320 y 360 dólares. Y en Utila puede ser aún más económico. La oferta en Honduras no solo es muy asequible, también es amplia. Puedes asistir a las clases desde tu hotel, o bien tomar el pack completo (aún más conveniente), que incluye alojamiento y certificación.
En mi caso, fue por esta segunda razón que había venido a Honduras hace tres años, durante un pausado viaje por Centroamérica con mochila al hombro y nada más. Recuerdo estar meciéndome en una hamaca de la escuela-hostal Diving Paradise, en la isla de Utila, mientras estudiaba el manual de PADI, la Asociación Profesional de Instructores de Buceo. Ahora, gracias a esa certificación, Arturo permite que me sumerja con cámara en mano para sacar fotos submarinas.
Bajo el agua la visibilidad es perfecta. Frente a nuestros ojos, la barrera de coral. A simple vista parece un muro construido con piedras de colores, como un bello mosaico marino, pero al acercarnos se distinguen las diferentes formas: hay...
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