Richard Strauss: suntuosidad y emoción - 8 de Junio de 2015 - El Mercurio - Noticias - VLEX 573100098

Richard Strauss: suntuosidad y emoción

Difícil resulta emitir juicios sobre "Musical Landscapes" de Schidlowsky, pues en una primera audición mundial cualquier comentario resulta algo "impresionista", librado a la reacción del momento. Los paisajes sonoros que desfilan dejan atisbar, entre oscuras tenebrosidades, un interior rico en exploraciones rítmicas, tímbricas, dinámicas y de tejidos contrastantes, al estilo del "acorde cambiante" de Schoenberg (opus 16). En una primera impresión (superficial), la obra, aunque representativa de la estética del compositor, deja una gran pregunta cuya respuesta solo podría aventurarse después de varias audiciones.

Y ahí vino Strauss: "Cuatro últimas canciones", "Danza de los siete velos" de la ópera "Salomé" y suite de la ópera "El caballero de la rosa". Un festín de sonoridades admirablemente llevado a cabo por la soprano Paulina González, la orquesta y su director.

Las "Cuatro últimas canciones" (1948) junto a la "Metamorfosis" para cuerdas (1945) constituyen el legado de un compositor que en sus años finales asiste, desolado, al derrumbamiento físico y moral de su patria. Alegría mansa, dolor, resignación y también la esperanza de una muerte redentora ("¿Es acaso la muerte?") impregnan los textos escogidos (Hermann Hesse y Joseph von Eichendorff) y una de las más sublimes músicas jamás compuestas. Paulina González, en trayectoria siempre ascendente, con conmovedor fraseo puso la belleza de su timbre y sus luminosos...

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