Richard Overy: 'El ideal europeo no ha fracasado'
El 9 de noviembre de 1989, en medio de protestas populares contra el gobierno, Günter Schabowski, un miembro del Politburó del Partido Comunista de la República Democrática Alemana, anunció ante una sala llena de periodistas que el régimen iba a flexibilizar las leyes que reglaban los viajes fuera de la RDA."Hemos acordado permitir los viajes al extranjero en forma organizada, mediante la participación de asociaciones y otros organismos de control...", dijo Schabowski, de lentes, con sus ojos puestos en el papel que leía, casi inexpresivo, vestido con una camisa blanca, corbata café y chaqueta gris, como su pelo.La idea no era más que bajar la presión popular; entonces un periodista tomó la palabra y preguntó: "¿Desde cuándo entraría esto en vigencia?". Schabowski tomó el papel, buscando una respuesta, y dijo: "Tengo entendido que de inmediato", como quien avisa que está listo el almuerzo.Los militares y, en particular, la guardia fronteriza no estaban informados, pero sí los alemanes de ambos lados del Muro de Berlín. Los del lado occidental comenzaron a llegar por cientos a un punto de control, a las ocho de la noche; también sus vecinos orientales. Pudo ser una masacre si los militares, ignorantes de la apertura, hubiesen repelido a los manifestantes, pero a las diez y media de la noche decidieron abrir la frontera. El Muro de Berlín había caído.Una noche extraordinariaEl historiador británico Richard Overy (1947) estaba en su casa, en Cambridge, viendo las imágenes de televisión. "Fue una noche extraordinaria, y era difícil entender exactamente qué estaba pasando. También era difícil creer que el Muro podía acabar debido a una manifestación popular, cuando las manifestaciones podían ser suprimidas tan fácilmente (como en la plaza Tiananmen, el mismo año)", recuerda el autor, especialista en la Segunda Guerra Mundial y en la Alemania nazi.A treinta años de ese hecho difícil de creer, este autor de libros como "Por qué ganaron los aliados", "Dictadores", "Al borde del abismo" y "Crónica del Tercer Reich", piensa que a pesar de que la caída del Muro es un hecho icónico en Occidente y un punto de referencia del colapso del comunismo europeo, "entre los jóvenes hoy es un pedazo de historia pasada".-¿Es un hecho suficientemente lejano para ser ya objeto de la historia?"Por supuesto es un pedazo de historia, y hay mucho estudio académico que mira el evento en términos históricos, pero al mismo tiempo, el simbolismo de la caída del Muro todavía hoy tiene resonancias políticas, porque se trata de la confrontación del autoritarismo con la protesta popular".-¿Cuáles son las principales interpretaciones que se han hecho sobre la caída del Muro?"Las reflexiones más modernas la ponen en el contexto más amplio de la evidente crisis del sistema comunista en Europa, que se remonta a la década de 1980 con las reformas de Gorbachov. En la RDA, esta crisis se hizo abierta en los meses previos a la caída, de modo que es necesario mirar razones más profundas para la pérdida de legitimidad del régimen comunista. La caída del Muro fue un momento agudo en una narrativa más larga de decadencia".La Unión EuropeaEn un artículo publicado el 3 de octubre en el diario francés Le Monde, la editorialista Sylvie Kaufmann habla del error de creer que todo pasó ese 9 de noviembre de 1989. "El mundo habría cambiado gracias a un golpe de picota en la empalizada de hormigón que separaba a Berlín-este de Berlín-oeste desde 1961, abriendo el camino para la gran comunión de la democracia".Más allá del simbolismo, el golpe había comenzado antes, escribe Kaufmann: "En Polonia, donde se instaló el primer gobierno democrático del bloque comunista en agosto; en Hungría, donde el viejo dirigente Janos Kadar había sido echado por jóvenes reformadores de su partido (...), pero también en los países bálticos, entonces las repúblicas todavía parte de la Unión Soviética se habían sacudido las cadenas".La ola...
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