El incómodo señor Ricardo Escobar
Ricardo Escobar habla en el noveno piso de un moderno edificio de vidrio en El Golf, donde hoy comparte oficina con el abogado Jorge Bofill, en Bofill y Escobar, cuyo logo está a la entrada del estudio, y en lápices, lapiceras y libretas.
-Un apoyo casi religioso -insiste.
Tiene el tono de voz de un alumno aplicado, que se altera poco cuando se le pregunta por este último tiempo, en que fue tildado de lobbysta por algunos parlamentarios de la Nueva Mayoría que critican la asesoría de Escobar a la Confederación de la Producción y el Comercio (CPC) en materia de reforma tributaria, así como las observaciones que ha hecho al proyecto.
"Si no le gusta lo que hay, que diga cómo conseguimos los 8 mil 200 millones", le mandó decir el diputado Marcelo Schilling por la prensa; y el senador DC Jorge Pizarro pidió que si no era lobbysta, especificara en calidad de qué hablaba.
Escobar, ex director del Servicio de Impuestos Internos del anterior gobierno de Bachelet, fundador del departamento tributario del estudio Carey y Cía., con un paso por el Comité de Inversiones Extranjeras a comienzos de los 90, amén de una asesoría en la reforma tributaria de esos tiempos, replica hoy que él siempre ha asesorado a quién se lo ha pedido.
-Y si hay alguien que le interesa cuáles son mis ideas en materia tributaria, yo se las doy. Se las he dado gratis a todos los gobiernos desde 1991 en adelante.
Escobar dice que ha sido "afortunado" con su vida de clase media, porque tuvo la oportunidad de conocer de todo, lo que le ha servido para lo que después le tocó.
De chico vivió en La Granja, con sus papás y sus dos hermanos. "Una de mis tías abuela fue de las primeras alcaldesas de Chile en esa comuna", dice. Después se trasladó a Valparaíso, porque su padre, Humberto Escobar, primo del ex Presidente Ricardo Lagos Escobar, era funcionario de Aduanas allá. "Vivíamos en Playa Ancha. Por años decía pan batido en vez de marraqueta. Aún me encanta pasear por los cerros porteños".
Luego su padre se independizó y de regreso a Santiago internó a su hijo Ricardo en el Barros Arana. "Hice grandes amigos ahí. En esa época ese era un colegio de excelencia, donde teníamos unos profesores espectaculares", recuerda.
Era mediados de los 70.
Pese al parentesco con Ricardo Lagos, la política no le tocó tan de cerca. En sus años en el INBA estaba prohibida, y fue en la U. de Chile donde empezó a participar. "Cuando estaba en tercer año de Derecho, el año 82, en plena época de protestas, hicimos el primer estatuto de un centro de alumnos democrático en plena dictadura. Yo era delegado de mi curso. Lo terminamos redactando entre Antonio Bascuñán, que estaba en primer año, y yo, con algunos otros compañeros".
Eso, agrega, le valió quedar bloqueado políticamente para obtener la beca Presidente de la República cuando quiso estudiar en Estados Unidos en 1986. Finalmente, se fue con una beca Fulbright a un máster en Berkeley, del que llegó en 1989.
La transición se estaba armando, y desde Cieplan, donde estaban Alejandro Foxley, René Cortázar, Manuel Marfán, entre otros, lo reclutaron para que ayudara a redactar la reforma tributaria de 1990. "Me involucré mucho y entré a trabajar al...
Para continuar leyendo
Solicita tu prueba