La revolución del matrimonio igualitario - 6 de Junio de 2021 - El Mercurio - Noticias - VLEX 868762540

La revolución del matrimonio igualitario

Hay ocasiones en que el aspecto más obvio de una iniciativa oculta su verdadero significado.Es lo que ha ocurrido con el matrimonio igualitario.Aparentemente se trata de una querella de esas que se llaman valóricas, donde las personas entrecruzan sus convicciones religiosas o éticas más profundas. Hay quienes piensan que se trata de reconocer que la alianza entre un hombre y una mujer es en todo igual a una alianza entre personas del mismo sexo. Y se indignan (es lo que ocurre a los conservadores) o se alegran por ello (como ocurre a los progresistas).En ambos casos se trata de simplismos.Porque es probable que si se detienen en el sentido más profundo de la iniciativa -en la idea a través de esa propuesta se realiza- encuentren puntos de convergencia. Y como esos puntos pueden ser muy importantes en el debate constitucional que viene, vale la pena detenerse en ellos.Ante todo, es necesario reparar en el hecho que la sociedad moderna es una sociedad plural, en la que coexisten formas de vida y convicciones que son muy disímiles entre sí. Puede llamarse a esta condición de la vida contemporánea el hecho de la pluralidad. El problema que se plantea entonces al derecho es cómo regular esa pluralidad, si acaso ahogando algunas de las opciones en juego o, en cambio, entregando la decisión final a la esfera de la cultura.La pregunta fundamental es entonces si es la tarea del derecho zanjar esas profundas discrepancias que forman parte de la vida en común, esas "cargas del juicio" que todos portan sobre sus hombros. O si, en cambio, la tarea del derecho consiste en asegurarse que cada uno pueda discernir la mejor forma de realizar lo que cree mejor o más justo en su vida personal. La primera alternativa no es compatible con una sociedad abierta, porque supone que en aspectos que solo atingen a la esfera íntima -el reconocimiento de su sexualidad o la forma en que organiza su vida afectiva, piense usted- el Estado tiene derecho de coacción. Y es evidente que ello lesiona la libertad. El Estado no debe intervenir en aquello que solo atinge a usted. ¿Significa entonces que el Estado debe ser relativista, aceptando sin chistar todos los puntos de vista y todas las formas de vida?No exactamente.Porque el Estado que acepta el hecho de la pluralidad -y emplea el derecho para gestionarla-, no es necesariamente un Estado que ignore lo que sea mejor para los ciudadanos, o un Estado al que sea indiferente lo que ocurra con sus vidas. No. Un Estado respetuoso...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR