La revolución de Emmanuel Macron se pone a prueba en las urnas en Francia - 10 de Abril de 2022 - El Mercurio - Noticias - VLEX 900217005

La revolución de Emmanuel Macron se pone a prueba en las urnas en Francia

Lector voraz y con estudios en filosofía, Emmanuel Macron eligió en 2017 un término inusual para describir cómo quería ejercer el cargo: dijo que quería ser un Presidente "jupiterino", una referencia a Júpiter, rey de los dioses y de los hombres en la mitología romana. En Francia, la expresión fue interpretada como la ambiciosa vocación del joven mandatario -entonces tenía 39 años, hoy tiene 44- por restaurar la autoridad republicana y la verticalidad del poder que caracterizó a presidentes como Charles de Gaulle (1959-1969) y François Mitterrand (1981-1995), y por el contrario, como una forma de diferenciarse de la desprestigiada "hiperpresidencia" de Nicolas Sarkozy (2007-2012) y de la "presidencia normal" que intentó personificar, con poco éxito, su antecesor François Hollande (2012-2017).Cinco años después, Macron busca convertirse en las elecciones presidenciales de hoy en el primer mandatario francés en ser reelegido desde Jacques Chirac (1995-2007). Y lo hace ya no sobre la expectativa y la novedad de aquel exministro de Economía que con su apuesta por el centro político prometía una ruptura del sistema partidista tradicional e impulsar una amplia agenda reformista. En cambio, se presenta con las credenciales de un gobierno de corte pragmático que ha intentado retomar el perfil internacional de Francia y que, en medio de sucesivas crisis -las protestas de los "chalecos amarillos", el Brexit, la pandemia, la guerra en Ucrania-, se ha caracterizado, ante todo, por tenerlo a él mismo como protagonista absoluto."El sistema presidencial francés favorece la personificación del poder. Pero no hay duda de que la personalidad de Macron ha acentuado el fenómeno", comenta a "El Mercurio" el politólogo Alain Policar, investigador del Centre de Recherches Politiques de Sciences Po.A Macron se le ha visto cómodo reivindicando el simbolismo de su investidura. Desde los desfiles militares en los Campos Elíseos, pasando por una reunión en la que recibió a Vladimir Putin en el Palacio de Versalles, hasta un apretón de manos más firme que lo acostumbrado con Donald Trump, el Presidente francés ha parecido disfrutar del ejercicio del poder.Pero este estilo, según sus críticos excesivamente personalista, también le ha ganado una fama de "arrogante" y de estar "desconectado de la realidad"."Este es un reproche recurrente a los presidentes de la V República: la Constitución les otorga amplios poderes, y la práctica les ha otorgado muchos más extraoficiales...

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