Un respiro liberal - 25 de Octubre de 2015 - El Mercurio - Noticias - VLEX 585435358

Un respiro liberal

Se trata de la celebración del Acuerdo de Unión Civil.

Ese acuerdo permite que las parejas homosexuales accedan a un rito que si no es el matrimonio (al que sin embargo debieran tener derecho), lo remeda, y que en cualquier caso les confiere un reconocimiento que hasta ahora, como consecuencia de prejuicios, creencias religiosas, temores atávicos, formación reactiva o simple barbarie, se les negaba. Si hasta hace poco las parejas homosexuales eran toleradas a condición que se abstuvieran de ejercer su sexualidad (que es lo que todavía les aconseja la Iglesia Católica) o a cambio que mantuvieran su condición en secreto o la ejercieran con sigilo (so pena de la burla, desprecio o incluso agresión física), de ahora en adelante, las que lo prefieran, podrán comprometerse ante la ley, y de esa manera ejercer su forma de vida en la esfera pública de igual modo que cualquier otra.

Es difícil exagerar la importancia de ese paso.

Ortega y Gasset solía decir que las verdaderas revoluciones no se llevan adelante contra los abusos, sino contra los usos. Lo verdaderamente revolucionario, decía, no consiste en combatir los abusos o injusticias que una persona o una clase efectúa contra otra (hay que combatirlos, por supuesto, pero eso no constituye una revolución), sino destruir poco a poco los usos sociales que no están a la altura de los tiempos. Los usos sociales, explicaba, son esas pautas mudas de comportamiento, esos prejuicios atmosféricos con que las personas se mueven acríticamente en la vida, y en base a los cuales se relacionan unas con otras, esos valores y formas de vida que se han vuelto hegemónicos y que definen el perfil de una época.

¿Cuál uso social es el que principia a deteriorarse con las ceremonias celebradas este jueves?

Desde luego, y el más importante, la creencia de que hay formas de vida que por su orientación sexual no merecen el amparo de la ley. Ese uso social (impregnado de catolicismo conservador) pretende distinguir el trato que los ciudadanos merecen de parte del Estado, atendiendo a las decisiones que ellos adoptan respecto de su sexualidad. Se trata de un criterio gravemente iliberal, que desconoce el hecho de que una sociedad abierta debe aceptar que las personas decidan lo que les plazca en la esfera de asuntos que les atingen solo a ellas. La...

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