El resentimiento - 13 de Abril de 2013 - El Mercurio - Noticias - VLEX 431312574

El resentimiento

Las emociones también poseen su historia y sus historiadores. Chéjov fue uno de ellos. En sus trabajos dramáticos abundan las figuras mermadas por la rutina diaria, por los ilusorios afanes de una existencia inauténtica: individuos de gestos obsesivos, de voluntad paralítica, incapaces de actuar sus deseos. El destino no les ha permitido alcanzar las metas que soñaban y, así, su vida resta signada por el fracaso y la frustración. Su manera de vivir es compendiada por Sorin en "La gaviota" con la fórmula: "Cuando era joven, quería ser literato... y no lo he sido; quería hablar con garbo... y hablo malísimamente; quería casarme... y no me he casado; quería vivir en la ciudad... y me quedé en el campo donde estoy acabando mis días...".

En "El jardín de los cerezos" -quizás la obra dramática mayor del gran escritor ruso-, una antigua finca familiar, en alguna provincia rusa, está a punto de ser rematada en una subasta por la acumulación de deudas de su propietaria, la viuda Lyubov Ranévskaia (Lyuba). Esta finca señorial posee como su máximo tesoro un hermoso huerto de cerezos que pasa a ser la encrucijada que opone a dos tipos de personajes: de un lado, Lyuba, Gaiev -su hermano y administrador de la finca-, Varia y Annia, románticos e irresponsables que ansían, sin actuar eficazmente para lograrlo, conservar la casa y el jardín; del otro, los prácticos nuevos ricos, los hombres de negocios, tipo Lopajin -hijo y nieto de siervos de los dueños de la finca-, quien aconseja talar el huerto, parcelar el terreno...

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