LOS RESCATISTAS DEL EVEREST - 12 de Febrero de 2017 - El Mercurio - Noticias - VLEX 664661837

LOS RESCATISTAS DEL EVEREST

El desafío de la alturaNo cualquier piloto está capacitado para ser rescatista. Son hombres experimentados, con la habilidad para volar hasta los 7 mil metros que permiten los helicópteros modelo B3. El neozelandés Jason Laing (48) lleva cinco temporadas trabajando al límite en los Himalaya, y durante la última llegó a establecerse por dos meses en Katmandú con su mujer, Robyn, y su hija Tara, de solo un año. Sencillo y afable, a Laing le molesta que le digan que su trabajo es peligroso. "Obviamente, no es fácil a veces; pero me gustan los desafíos, siempre me he movido fuera de las huellas. Cuando vuelo, la máquina es una extensión de mi mano", dice, dando a entender que es un piloto con alma de explorador. Laing estuvo presente durante la avalancha de 2014 en la Cascada de Hielo del Khumbu, que mató a 16 sherpas, y también en el terremoto que afectó a la zona en 2015, hecho que le valió recibir el premio "Piloto del Año 2016", entregado por la Asociación Internacional de Helicópteros. "Nunca he pensado que no volveré a casa después de un llamado, mi familia sabe que no puedo estar sin volar y siempre he sido muy positivo. Tengo muy claro cuando ya es suficiente, y es muy importante saber reconocer eso", explica. La intensidad que vive en la montaña queda clara ya en el primer capítulo de la serie, donde se ve enfrentado al rescate de 20 escaladores, cuyo campamento fue destruido por una tormenta, y que se encuentran en un área con coordenadas imprecisas. A 6.700 metros de altura, Laing debe encontrarlos antes del anochecer, porque corren el riesgo de morir congelados con temperaturas de menos 20 grados Celsius, o bien de sufrir el temido mal de altura. Este último, el mayor asesino en el Everest. "Una vez que te agarra solo tienes un camino: bajar", explica Laing. Lamentablemente, los intentos son en vano por las cambiantes condiciones climáticas y el piloto debe regresar con las manos vacías. A la mañana siguiente son avistados y, debido a las nulas posibilidades de tocar tierra (poder volar a gran altitud no significa que se pueda aterrizar a esa altura), el rescate se realiza a través de una cuerda larga, luego de remover las puertas del helicóptero para reducir el peso y después de aligerar la carga de combustible. Uno a uno los sacan del lugar y los conducen a un hospital. "Trato de no verme como un héroe", asegura Laing. "Es vibrante, pero es mi trabajo y estoy focalizado en eso. Es una constante presión estar calculando peso...

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