El rescate de la olvidada odisea de la Delphine - 22 de Enero de 2023 - El Mercurio - Noticias - VLEX 920723846

El rescate de la olvidada odisea de la Delphine

F rédéric Presles apenas si había cumplido los 10 años cuando decidió emprender, con unos amigos, el desafío de conquistar la pequeña y deshabitada isla de La Corbière, situada en medio del río Sena, justo frente a su casa en el suburbio parisino de Le Pecq. Lo hizo corriendo como loco a través del puente ferroviario de 85 metros, justo después del paso de un tren. "Estábamos felices de lograr lo que entonces nos parecía imposible", recordaría este explorador, fotógrafo y escritor cerca de medio siglo después, mientras se preparaba para alcanzar otro destino mucho más remoto en el fragmentado extremo noroeste de la Región de Magallanes, en Chile: la isla Covadonga.Presles es descendiente de Alfred Buot de l'Epine, segundo oficial de la Delphine, fragata mercante francesa que encalló en los arrecifes del archipiélago Campana la noche del 18 al 19 de junio de 1840. Un fuerte temporal fue responsable del colapso de la nave, en la que viajaba una tripulación de 16 personas más cuatro pasajeros. Sorprendentemente, todos resultaron ilesos, lo que también significó el comienzo de una historia de supervivencia en una región desconocida y hostil, muy parecida a la que vivió el personaje Robinson Crusoe de Daniel Defoe."Aquí es donde estuvimos confinados día y noche durante más de siete meses en 1840; en esta pequeña isla cercana al paralelo 50, donde la temperatura oscila entre los 5 y los 10 grados durante todo el año. Rodeado de picos de más de mil metros de altura que caen abruptamente en los profundos fiordos y cuya turbulenta corriente dificulta la navegación. Donde las olas que rompen en la costa pueden alcanzar los seis u ocho metros. Donde uno tras otro nos enfermábamos, o teníamos que hacer un pacto con los salvajes, quienes de hecho nos ayudaron a salvarnos".Esta detallada descripción corresponde a un manuscrito de Buot de l'Epine hasta ahora inédito, tanto en Chile como en Francia, y que ha sobrevivido en el tiempo hasta llegar a su tataranieto Frederic Presles, quien desde niño quedó encantado con el relato. "Yo quería que esta historia no solo quedara en la familia, sino que fuera conocida por todos", dice. Justamente una de las formas de hacerlo era seguir la ruta de su antepasado, acompañado por otros parientes. "Lo más impresionante es que antes de esta expedición varios no se conocían entre sí. Es también una especie de reencuentro con la historia familiar".Maderas y damajuanasLa narración de Buot de l'Epine muestra que la nave no...

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