El rescate de Miriam - 3 de Julio de 2021 - El Mercurio - Noticias - VLEX 870323705

El rescate de Miriam

Cuando el subcomisario Erwin Cea contestó la llamada que entró al teléfono de emergencias consulares de la delegación chilena en La Paz, quedó intrigado.-La persona que llamó dijo: "¿Sabe qué?, en Sopocachi hay una persona adulta que lleva aquí mucho tiempo y parece que es chilena. Por favor, ayúdenla" -reproduce el policía.Cea había llegado desde Concepción en noviembre de 2020 para asumir el cargo de representante de la Policía de Investigaciones en el Consulado de Chile en la capital boliviana. Confidencia que la denuncia le llamó la atención, a pesar de que el único dato concreto que aportaba era que esta supuesta compatriota deambulaba por la avenida Arce, una de las más extensas de Sopocachi, un sector colindante al centro, donde abundan los edificios, reparticiones públicas y embajadas.El cónsul Juan Carlos Fernández puntualiza que esa zona está a unos 3.900 metros sobre el nivel del mar, lo que significa que es muy fría. A su juicio, ese dato, sumado a la inseguridad y a la exposición al coronavirus, obligaba a actuar rápido si pretendían socorrerla. Y así lo acordaron con el subcomisario.En Sopocachi, Cea caminó preguntándole a la gente si conocían a una chilena que viviera en la calle. A medida que avanzaba, algunos locatarios le iban dando algunos datos de ella: que se trataba de una persona tranquila y amable, que le gustaba tomar Coca Cola, comer salteñas y fumar cigarrillos que compraba con el dinero que le daban, aunque ella no pedía. Le indicaron también que solía instalarse cerca de la embajada de Alemania, y Cea partió para allá. A lo lejos vio a alguien recostado en la acera, encendió la cámara de su celular, se acercó y le habló.El registro muestra a una persona de cara agrietada y uñas de más de cinco centímetros de largo. Su cabello gris era una sola gran masa enmarañada, debido a la falta de aseo. Vestía una chaqueta gruesa que le quedaba grande, un chaleco abotonado de lana café y abrigaba sus pies solo con unas pantuflas, pese al frío. Sus pantalones, muy sucios, estaban rotos desde el muslo hasta el tobillo. Por el agujero, Cea notó que una de sus piernas tenía una herida. Después supo que la habían mordido unos perros.-La saludé y por el acento me percaté de inmediato que era chilena -recuerda-. Me dijo que era de Arica. "Yo también", le respondí, mintiéndole, para buscar comunicación. Le pregunté: "¿Quiere volver a Chile?". "Sí", me dijo. "Ya, yo le voy a ayudar".Sin embargo, Cea recuerda que en seguida ella tuvo...

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