'República de Curitiba', la generación de jueces y fiscales que hoy sienta a Lula en el banquillo de los acusados
Se refería tanto a Sérgio Moro, juez del 13° Juzgado Penal de Curitiba, como al equipo de nueve fiscales de esa ciudad del estado de Paraná, liderado por el procurador Deltan Dallagnol, a cargo de la operación Lava Jato: una nueva y audaz generación en el Poder Judicial que, sin miramientos de ningún tipo, tiene contra las cuerdas a la élite política y ha metido presos a algunos de los empresarios más poderosos del país, en el marco de sus investigaciones por las corruptelas en Petrobras.
El último en caer -él mismo ya lo intuía- es el propio Lula. Pese a que sus abogados intentaron que los casos en su contra cayeran en otros tribunales más permeables, e incluso Dilma Rousseff quiso infructuosamente blindarlo con fuero al nombrarlo ministro, el ex Mandatario será finalmente procesado por el juez Moro, quien el martes aceptó la denuncia de la fiscalía por los delitos de corrupción y lavado de dinero, presuntamente cometidos por el líder del Partido de los Trabajadores.
Lula cargó nuevamente ayer contra esta "República de Curitiba", acusando una "persecución judicial" en su contra. "Están investigando mi vida desde hace dos años", se quejó el ex Presidente, quien recalcó que "están haciendo eso porque están con miedo de que sea candidato en las elecciones presidenciales de 2018".
"Si ellos prueban que robé diez centavos, con la misma honradez de siempre, con la cabeza en alto, sabré pedir disculpas al pueblo", declaró Lula, quien agregó que si se comprueba su inocencia, será él quien esperará un pedido de perdón.
Al declarar reo a uno de los presidentes más populares en la historia de Brasil, Moro da el paso más importante desde que el caso Petrobras comenzó, en marzo de 2014, en la propia Curitiba, con la confesión -aparentemente rutinaria- del cambista Alberto Yousseff. Esa sería la pista clave que, gracias al meticuloso trabajo del fiscal Dallagnol y los llamados "nueve jinetes del Apocalipsis", terminaría convirtiéndose en un escándalo de carácter nacional que ha involucrado, hasta ahora, 1.397 procedimientos judiciales, 239 acusaciones penales y la emisión de 106 condenas, por un total de más de 1.148 años.
Para muchos en Brasil, nada de esto habría sido posible sin la tenacidad del juez Moro, quien pese a ser magistrado de primera instancia -hoy la causa se tramita, además, en el Supremo Tribunal Federal y el Superior Tribunal de Justicia- no ha cedido en la investigación de este fraude que, estima la justicia, ha provocado un perjuicio...
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