Renato Garín 'La Convención fue una experiencia literaria'
Renato Garín aparece al interior de su casa, la cara sonriente, más delgado que hace meses, más cabello que hace años, y con más ánimo, al parecer, que el que tenía el después del plebiscito de salida que rechazó la propuesta constitucional. Ese día, el 5 de septiembre, pasadas las 10 de la mañana, el abogado, académico, ex diputado y ahora ex convencional, escribió en su cuenta de Twitter: "Estaré off un tiempo, gracias por todo. En este año gané ocho kilos. Me distancié de amigos. Perdí el optimismo. Quedé sin trabajo, sin estudiantes y se rompió mi relación con la facultad de derecho donde estudió mi abuela. Me he vaciado completamente. Necesito volver a llenarme".No fue un paso agradable, dirá más tarde, ni para él ni para quienes padecieron de su carácter. Una relación que quedó grabada para la posteridad en su timeline de Twitter o en el historial noticioso del proceso. Como la vez que explicó al sitio Ex-Ante su tésis sobre la mala reputación de la convención: "La mitad del rechazo que tiene la Convención es culpa de la ex Lista del Pueblo", dijo, tildándolos de "fascistas y totalitaristas de izquierda". O como cuando en febrero su nombre fue denunciado al tribunal de ética por el convencional Cristóbal Andrade (reconocido por disfrazarse de dinosaurio), quien acusó al ex diputado de tratarlo de "pasivo agresivo" y por decirle: "se nota que andai enamoradito (...) dinosaurio chanta". Acusación que terminó sin cargos contra Garín."Podrían dar un día fijo para funarme", se lamentó con humor en abril, cuando la constituyente Constanza San Juan incluyó su nombre en el listado de convencionales que se opusieron al segundo informe de la Comisión de Medioambiente. Aunque el único episodio doloroso, dirá Garín, fue ese video publicado en el Instagram de Antonia Atria, hija del abogado constitucionalista Fernando Atria, donde aparecía su cara impresa en una piñata golpeada por una amiga de Antonia, en un cumpleaños en la casa del ex convencional.Hoy es 3 de octubre. Ha pasado casi un mes desde que se declaró "vaciado". Garín insiste en que no salió indemne de ahí: tuvo costos, aunque también un libro que espera publicar en noviembre, donde repasa su paso por el proceso constituyente. Una crónica en primera persona, que compartió con "Sábado" y en la que sostiene la siguiente tesis: más que un proceso político, dice Garín, la Convención operó bajo las lógicas de un reality show, donde la fama y el reconocimiento fueron más importantes que la construcción de un texto.-Lo peor es que afuera no había un nuevo mundo esperándonos -dice Renato Garín, desde su departamento en Santiago-. Los libros que se han publicado no dejan claro eso. Hablan de una institución fallida, de un error. Para mí no es eso. Es una institución que más que política, fue una experiencia literaria y por ende merece ser analizada como un Macondo.TelerrealidadGarín dice que tenía acidez. Lo narra en su libro: el mismo día de la instalación de la Convención, bajo el gas lacrimógeno, los gritos de la convencional Elsa...
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