El relanzamiento de las relaciones entre Chile y Perú que Humala frustró
Es que la reunión de Paracas -un balneario en la costa sur de ese país- iba a ser el escenario donde Chile y Perú retomarían, en la práctica, las relaciones bilaterales, congeladas luego de la polémica por el caso de supuesto espionaje denunciado por Lima. Porque si bien los embajadores ya habían retornado a sus respectivas misiones, y el discurso oficial de ambos gobiernos hablaba del buen estado del vínculo bilateral, en los hechos el avance era escaso.
Faltaba un gesto, un nuevo punto de partida. Y este sería la reunión bilateral que sostendrían los presidentes Bachelet y Humala durante la cumbre. El plan era anunciar allí medidas concretas que terminarían definitivamente con la tensión o las dudas.
Sin embargo, la declaración conjunta de Evo Morales y Ollanta Humala en la que el presidente peruano dice solidarizar "con la situación de mediterraneidad que afecta a Bolivia", sorprendió a la Cancillería y cambió todos los planes.
Se frustró el relanzamiento. Ya no habrá bilateral ni anuncios, y la relación seguirá en punto suspensivo. Mientras, varias cosas siguen esperando. Entre ellas, el cumplimiento de los compromisos que Perú asumió producto del fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya.
Relación "con el freno de mano puesto"
"Me complace mucho poder decir que las relaciones entre Chile y Perú están en muy buen pie. Estamos muy satisfechos de haber superado un momento complejo en el pasado y estar retomando las relaciones de futuro", decía el canciller Heraldo Muñoz el 12 de mayo, pocos días después de que los embajadores Roberto Ibarra (de Chile) y Fernando Rojas (de Perú) volvieran a sus labores.
A su lado, Rojas asentía, confirmando las palabras del ministro chileno.
Sin embargo, según afirman fuentes diplomáticas, la relación con Perú siguió con el freno de mano puesto, pese a las intenciones del Gobierno.
Gran parte del problema se explica en la delicada situación por la que pasa el gobierno de Ollanta Humala, quien actualmente tiene una aprobación de apenas 17%. Conocedores de la política interna de ese país explican que, ante el bajo apoyo popular, y especialmente su nulo control sobre el Congreso, el Mandatario peruano optó por volver a sus raíces nacionalistas para asegurar que al menos sus seguidores más acérrimos se mantengan con él.
Esto derivó en un discurso más duro hacia Chile, hecho patente en la forma cómo se manejaron las acusaciones de espionaje. Humala -explican en círculos cercanos a la Cancillería-...
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