Reivindicacion de Sancho: el aporte de lo generos bajos al El Quijote. - Núm. 44, Marzo 2008 - Cyber Humanitatis - Libros y Revistas - VLEX 68429601

Reivindicacion de Sancho: el aporte de lo generos bajos al El Quijote.

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LA CONJUNCIÓN DE GÉNEROS ALTOS Y BAJOS

Cervantes era un ávido lector y un gran crítico; a la vez un asimilador de tradiciones genéricas y un renovador radical de la literatura europea de su época. Se instruyó tanto en la vida como en la literatura; usó a ambas como intertextos (modelos previos) para forjar un género que nació como un nuevo híbrido, situado en la intersección de muchos lenguajes. Sobre todo, condensó en su palabra la experiencia de toda su vida, en una obra de madurez: publicó Don Quijote a los 58 años de edad.

Quien escribe la novela posee una voz diferente a la del narrador, del (anti)héroe y de los restantes personajes. Don Quijote, el sujeto protagónico, está en contradicción con el mundo. El principal personaje de apoyo y héroe secundario, Sancho, también toma una distancia con respecto al mundo en que vive.

De esta circunstancia se genera una novela que es una conjunción de géneros discursivos y literarios antiguos, como la biografía (del héroe problemático), pero sobre todo es una novela de aventuras. Lo que prima en la novela es el tiempo de la aventura, que siempre es una anécdota ingeniosa de desenvolvimientos inesperados, con contenidos altamente cómicos o absurdos, en una totalidad predominantemente contradictoria.

Lo que verdaderamente importa en Don Quijote es cómo se tocan las personas, cómo los sujetos interactúan, y cómo la experiencia del encuentro tiene como momento central un intercambio verbal. Allí queda patente que no se trata de una sola verdad, sino que de muchas verdades. Para Cervantes, todos los verosímiles se legitiman, convirtiendo lo cómico en sublime, legitimando la lucha por los ideales e incorporando al pueblo en una dimensión seria y digna.

La propuesta central del presente escrito es el reconocimiento de que el acto artístico revolucionario de Cervantes consistió en integrar un conjunto de géneros altos, sublimes, cultos, canónicos, con otro conjunto de géneros bajos, populares, orales y marginales. [1]

Los géneros altos que influyeron intertextualmente, como modelo, parodia o crítica, son la épica o epopeya, la poesía lírica, la tradición retórica, la poética aristotélica, el teatro renacentista y las diferentes corrientes novelescas. Solamente dentro de uno de estos géneros, la novela, se pueden distinguir los siguientes subgéneros, presentes en la obra de Cervantes: pastoril, sentimental, caballerías, picaresca, bizantino-barroca.

Esta profusa conjunción de géneros deja sin embargo un espacio sémico y discursivo, fronterizo, apropiado para la realización de la novela moderna, con el impulso innegable de la picaresca, donde el real ya había ingresado aunque bajo la fórmula de lo popular, campesino y folklórico, sin conciencia aún de las perspectivas discursivas que implicaba.

Por otro lado, los géneros bajos que vienen a alojarse en Don Quijote son los cuentos populares, los romances, la propia picaresca, los refranes, el folklore, la comedia, el diálogo socrático y la sátira menipea.

Nuestra tesis es que la conjunción de lo culto y lo popular permitió la configuración de un nuevo género discursivo y literario, históricamente anclado, el cual se convertiría en el género prototipo de la modernidad, la novela.

La novela Don Quijote es una mirada a la historia de la literatura universal. Dentro de esta historia, las obras primeras, más elementales, quedan como huella en las obras posteriores, más complejas. Los temas altos de lo sublime, lo trágico, lo ideal, están presentes a través de la figura de don Quijote y las aventuras pastoriles, caballerescas, sentimentales o bizantino-barrocas. Por otro lado, los temas bajos o populares, como lo cómico, lo popular, lo oral y lo cotidiano son también remanentes de ciertos géneros y formas previas que permanecieron a lo largo del tiempo.

Don Quijote, como novela, es un texto clave y radical por su posición en los orígenes de la novela moderna. Alcanza esta posición no sólo por la nueva articulación entre géneros altos y géneros bajos sino que también porque esta novela se sitúa justamente en la intersección de la línea estilística monológica con la línea estilística dialógica.

Más precisamente, el lugar de emergencia de la novela Don Quijote sería el intersticio intergenérico e interdiscursivo que se produce entre los diferentes lenguajes y entre las diversas líneas monodialógicas. Habría así, además, en la novela, una nueva articulación de los tiempos (pasado, presente, futuro).

La línea monológica es aquella de índole idealista que se centra en una sola voz, donde los distintos personajes no poseen cada uno una manera diferente de diccionar, donde predomina, en consecuencia, el monoestilo y los géneros altos que privilegian lo sublime y lo trágico, conteniendo un tiempo pasado desligado del presente.

La línea dialógica, en cambio, es aquella que se abre a la palabra del otro, presenta diferentes estilos de habla, se vincula con el tiempo presente, admite lo cómico y lo irónico, e incluye sectores populares no hegemónicos en su representación. El héroe trágico y el héroe cómico, la unidad binaria que ambos componen, es violentada por el mundo y sus agentes de diversas maneras, a lo largo de las salidas. El mundo actúa contra la palabra bifocal tragicómica.

No hay que olvidar que la proyección evidente de lo político, en la novela de Cervantes. Política es la inclusión de Sancho y de todos los personajes de jerarquía social baja, con una valoración positiva; político es toda la temática corporal y política es sobre todo la probada articulación propuesta entre un hidalgo y un campesino, que fusiona dos sectores sociales.

Don Quijote es portador de un mensaje correcto pero desenfocado. Su proyecto es transformador del mundo pero con valores anticuados. Lo arcaico no es socorrer a mujeres y jóvenes, o solucionar problemas, sino que el lenguaje y los medios caballerescos utilizados para ello. El proyecto ético de don Quijote es correcto y es claramente también un proyecto político. Su labor implica imponer justicia y en ese sentido su conducta es ética. El problema es que don Quijote no utiliza los medios justos o apropiados para estos fines. Este desfase entre los medios y los fines caracterizará posteriormente al mundo y los héroes de la novela moderna.

La constitución de la palabra dual o bivocálica de los dos personajes protagónicos le da a la obra, sin duda alguna, un carácter bitonal. Más precisamente aún, este marco bivocálico se amplia a lo multitonal cuando se comienzan a percibir en la obra otras voces. Lo más interesante es que el habla culta, letrada y pasatista de don Quijote es articulada con el habla popular, campesina y del presente de Sancho, mediante la intervención de otra voz, la del narrador de la novela, que intermedia. Esta tercera voz, cortés, urbana, media, enmarca y permite el libre juego de las otras dos voces, la de los protagonistas. Esta tercera voz integradora también permitirá la participación de un cuarto conglomerado, las restantes voces de los personajes, que van apareciendo en las distintas aventuras.

Así, la novela cervantina se va revelando como una crítica y superación de lo monológico, del discurso idealizado caballeresco, tanto mediante los comentarios del narrador como mediante los hechos del mundo que actúan contra don Quijote y Sancho. De todo ello emerge una nueva teoría y una nueva práctica de la prosa novelesca, que aún nos entretiene después de 400 anos.

DIALOGISMO: CONJUNCIÓN DE GÉNEROS ALTOS Y BAJOS

Lo nuevo de la novela cervantina es la...

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