El reino interior de Marcela Serrano - 18 de Octubre de 2016 - El Mercurio - Noticias - VLEX 651220897

El reino interior de Marcela Serrano

Entre cafeteras americanas, agua mineral y cigarros, conversamos en su departamento en Providencia, al cual llegó de paso, con un bolso de mano y sus dos gatos.

-Se puede leer a un escritor no solo a través de sus libros, sino de sus escondites. Los suyos han sido Tepoztlán, Quillota, ahora Mallarauco. ¿Qué nos dice de usted este último refugio suyo?

-Aplaudo a un escritor que no necesita escondite. Yo soy lo suficientemente frágil y vulnerable para necesitarlos. Ahora, encontré mi escondite permanente. !Al fin¡ De los otros iba y venía, me escondía un tiempo. Esta casa no fue pensada como la cabaña del fin de semana. Cuando murió mi madre, yo y mis hermanas (Paula, Sol, Margarita, Nena, las "míticas Serrano") nos preguntamos qué hacemos con todo el terreno de Mallarauco, que es donde crecimos, y decidimos hacernos una casa cada una. Yo soy la única que se fue a vivir ahí. En la semana estoy sola y los fines de semana vienen ellas. Es decir, tengo silencio y vida familiar si quiero, lo que es muy rico.

Crítica y misoginia

Marcela está casada con el socialista Luis Maira, académico, dirigente político, ex embajador en México y Buenos Aires, "Lucho", a quien hace unos días vio por televisión -me confiesa con lágrimas en los ojos- en la Ceremonia de Acuerdo de Paz de las FARC (cuando aún no sabía que un plebiscito echaría para abajo años de trabajo de su marido como representante de Chile en el proceso).

La escritora, que nunca veremos retratada con su familia en las páginas sociales, hoy no tiene problemas en hablar abiertamente de sus afectos. Lucho es su partner, su mejor amigo. Sus hijas, las personas más cercanas, tan así que una (Elisa, arquitecta, hija de su ex pareja, el escritor Antonio Gil) le hizo la casa en Mallarauco, y la otra (Margarita, egresada de Letras, hija de Luis Maira y pareja de Gabriel Boric) le corrigió su última novela. "Esto ha sido nuevo para mí, que la Marga me lea. Es muy buena crítica. Me ha sorprendido mucho", dice. A este trío femenino, se ha sumado el hijo de Elisa, Marcel de un año y medio. "Él me hizo redescubrir la maternidad. !Una dicha y un agote¡", dice.

El cuadro familiar estaría completo, si este año no hubiera muerto su perro (el cuarto de sus mascotas, su regalón, "que me quería como nadie en el mundo, incluso más que Lucho").

Artista (estudió Arte en la UC) antes que animalista -pero no fanática-, apenas terminó "La Novena", Marcela sorprendió a su entorno íntimo con su nueva afición: hacer piezas de collages. "Está lleno de señoras que hacen cerámica, pero esto no es un hobby", me aclara. Animada por su amiga Lotty Rosenfeld, no descarta mostrarlos en alguna exposición a futuro. "Lotty los vio y me dijo: Has tenido una melliza secuestrada por años", ríe.

-Ha dicho que empezó a escribir como una catarsis, para exorcizar experiencias. ¿Es igualmente terapéutico el collage?

-Probablemente. Es un trabajo que te sitúa en lo inmediato, en el presente. Recortar es como podar un jazmín, los jazmines se llenan de hojas secas y tienes que separarlas de las hojas vivas. Lenta y concentradamente. Me produce el mismo efecto: conectarme con el presente. Ir a la nada.

-¿25 años de escritura, diez novelas...

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