La reina madre de la moda argentina - 7 de Abril de 2015 - El Mercurio - Noticias - VLEX 563854642

La reina madre de la moda argentina

Fue en Londres en 2001.

El manifiesto, que redactaron cuando eran jóvenes promesas de la vanguardia artística bonaerense, dice así:

"Nosotros amamos los días de sol, las plantas, los Rolling Stones, las medias blancas, rosas y plateadas, a Sonny and Cher, a Rita Tushingham y a Bob Dylan.

Las pieles, Saint-Laurent y el Young savage look, las canciones de moda, el campo, el celeste y el rosa, las camisas con flores, las camisas con rayas, que nos saquen fotos, los pelos, Alicia en el País de las Maravillas, los cuerpos tostados, las gorras de color, las caras blancas y los finales felices, el mar, bailar, las revistas, el cine, la Cebellina. Ringo y Antoine, las nubes, el negro, las ropas brillantes".

Esos eran los ideales de Delia Cancela hace cincuenta años.

Entonces Pablo Mesejean estaba vivo (murió en 1986) y ambos se ufanaban de ser la primera dupla creativa del arte de vanguardia argentino. Los dos estaban interesados en la moda y no pasaría mucho tiempo para que dejaran Argentina y conquistaran Nueva York, Londres y París con colecciones que mezclaron la costura con el arte.

-Fue una época bonita -dice Delia y en su boca pintada de rojo se dibuja una sonrisa.

-¿Hoy le siguen gustando todas esas cosas?

-Todas, aunque ahora creo que los finales felices no existen y los cuerpos tostados se pusieron tan de moda que perdieron la naturalidad.

Delia Cancela nació en Buenos Aires en algún momento de la década de los 40. La fecha exacta, acostumbra a decir, no tiene importancia.

-No digo mi edad. Tengo los mismos años que el resto de mis contemporáneos. Lo que pasa es que no me he hecho cirugías ni me he puesto Bótox. Soy un palillo y me da bronca, porque parezco frágil

-explica y mientras se acomoda el pelo: una larga melena naranja coronada por canas que confiesa no se ha teñido porque no encuentra la henna que suele utilizar.

Delia creció en el barrio Belgrano, en una familia de clase media trabajadora: su padre era repartidor de diarios y revistas; su madre, dueña de casa. Cuando niña quería ser bailarina, pero su afición por los diarios y las revistas que llegaban al negocio familiar la acercaron al arte. En la prensa leía las entrevistas y reportajes que aparecían sobre algún artista o un pintor. De las revistas de moda copiaba los bosquejos y figurines de vestidos.

-Copiaba los dos estilos, el de los pintores y el de las revistas de moda. Dibujaba y dibujaba.

A los 12 años, su padre le compró un libro de Van Gogh y la matriculó en el Bellas Artes, donde terminó la escuela y continuó su formación artística. Quería ser pintora, como decían en esa época.

-Tuve la suerte de contar con una familia que me dio libertad para hacer lo que quería. Ellos no me presionaron, tampoco me exigieron nada. Me dejaron ser y me acostumbré a eso.

Durante los ocho años que estuvo en el Bellas Artes, aprendió a pintar, empezó a experimentar con collages y hacer, a modo de experimento artístico, desfiles de modas en las salas con sus compañeras de clases.

-Las hacía caminar y relataba historias. Ahora reconozco todos esos experimentos como...

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