Regula la venta de bebidas con aditivos energizantes y sustancias estimulantes a menores de edad. - Proyectos de Ley - Iniciativas legislativas - VLEX 914496140

Regula la venta de bebidas con aditivos energizantes y sustancias estimulantes a menores de edad.

Fecha21 Diciembre 2016
Número de Iniciativa11058-11
Fecha de registro21 Diciembre 2016
EtapaPrimer trámite constitucional (Senado) Primer informe de comisión de Salud
Autor de la iniciativaChahuán Chahuán, Francisco, Goic Boroevic, Carolina, Tuma Zedán, Eugenio
MateriaBEBIDAS ENERGIZANTES MENORES
Tipo de proyectoProyecto de ley
Cámara Legislativa de OrigenSenado,Moción

Boletín N° 11.058-11


Proyecto de ley, iniciado en moción de los Honorables Senadores señor Tuma, señora Goic y señor Chahuán, para regular la venta de bebidas con aditivos energizantes y sustancias estimulantes a menores de edad.


Considerandos:


1. Objetivo y alcances del proyecto:


El presente proyecto de ley tiene por objetivo regular la venta y el consumo de bebidas no alcohólicas que contienen sustancias aditivas o estimulantes y que por su concentración importen un riesgo para su salud, como por ejemplo las bebidas energéticas, estableciendo la prohibición de venta o distribución a menores de edad.


En Chile, las bebidas energéticas están reguladas de manera genérica en el Título XXIX "De los suplementos alimentarios y de los alimentos para deportistas del Reglamento Sanitario de los Alimentos contenido en el Decreto Supremo 997 de 1996 del Ministerio de Salud". En su Art. N°534 se establece una definición amplia de los "productos elaborados o preparados especialmente para suplementar la dieta con fines saludables y contribuir a mantener o proteger estados fisiológicos característicos tales como adolescencia, adultez o vejez". A su vez, refiere a la composición y el formato de expendio.


Sin embargo, la normativa no dispone un adecuado resguardo de los menores de edad frente al consumo de productos que contienen aditivos y estimulantes, cuyo consumo y expendio representan riesgos para la salud de los menores, tal como lo demuestran diversos estudios internacionales y nacionales.


Según los reportes de la SOFOFA en el 2013 las ventas anuales de bebidas energética "…alcanzaron los US$243,7 millones, en esa fecha el país ya se posiciona como el segundo de mayor gasto per cápita en la región, con cifras que alcanzan los US$13,8 por persona".1


Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS)2 ha elaborado estudios y recomendaciones precisas sobre estos productos. El organismo internacional define las bebidas energéticas como "bebidas no alcohólicas que contienen cafeína, vitaminas y otros ingredientes, por ejemplo, la taurina, ginseng, guaraná. Por lo general se comercializan con la finalidad de aumentar la energía e incrementar el rendimiento físico y mental"3. Asimismo, la OMS sostiene que el consumo de bebidas energéticas puede suponer un peligro para la salud pública, especialmente los jóvenes Investigadores de la OMS concluyen que "como las ventas de las bebidas energéticas extrañamente no son reguladas por la edad, a diferencia del alcohol y el tabaco, existiendo un efecto negativo en los niños, siendo un potencial problema de salud pública en el futuro." (Breda, Joao Joaquim et al, 2014).


Los mismos investigadores elaboraron recomendaciones con el objeto de minimizar el daño de las bebidas energéticas, por ejemplo; 1) establecer una limitación a la cantidad máxima de cafeína permitida en una porción; 2) regulaciones para el cumplimiento del etiquetado y venta de bebidas energéticas a niños y adolescentes, 3) cumplir las normas de comercialización responsable a los jóvenes por parte de la industria; 4) concientizar a los profesionales de la salud sobre los riesgos y síntomas del consumo de las bebidas energéticas; 5) los pacientes con historial problemático en sus dietas y abuso de sustancias, ambas por si solas y combinadas con el alcohol, deberían incluir pruebas de detección de consumo de bebidas energéticas en los centros de atención primaria de salud para proyectar el peligro de su consumo; 6) educar a la población acerca de los riesgos del consumo de la combinación de alcohol y bebidas energéticas; y 7) las nuevas investigaciones deberían centrarse en los potenciales efectos adversos de bebidas energéticas, particularmente en jóvenes4 (Breda, Joao Joaquim et al, 2014).


2. Estudios comparados y antecedentes en Chile.


Diversos estudios internacionales y nacionales evidencian que el consumo de las bebidas energéticas no presenta beneficios terapéuticos y, por el contrario, advierten sobre la nocividad de éstas en el consumo de niños y adolescentes.


Los efectos previstos de las bebidas energéticas es proveer un sustento y mejorar la concentración, el rendimiento deportivo y la resistencia física, de este modo los fabricantes de bebidas energéticas promocionan sus productos a estudiantes, atletas, y profesionales que requieran un "estado de alerta" continuado. Estas bebidas también son consumidas habitualmente por jóvenes y adolescentes en fiestas que demanda energía sostenida para la actividad prolongada en horas de la madrugada y, en este contexto, se combinan con el alcohol (Gunja y Brown, 2012:46).


Los adolescentes y adultos jóvenes se sienten particularmente atraídos a las bebidas energéticas debido a la comercialización y publicidad como un producto eficaz, influencia dentro del grupo de amigos y la falta de conocimiento de los componentes y sus efectos en la salud. El alto contenido de azúcar en bebidas energéticas con cafeína es similar a otras bebidas no alcohólicas y conocidas por contribuir a la obesidad (Riddell, 2007).


Los elementos incluidos en estas bebidas, junto con los informes de toxicidad, es motivo de preocupación por los efectos adversos potencialmente graves (Seifert et al, 2010). Asimismo, se ha sostenido que los estimulantes contenidos en bebidas energéticas no son apropiados para la dieta de un niño o adolescente. Estudios han sostenido que "…el consumo frecuente [de bebidas energéticas] afecta negativamente a un apropiado equilibrio de carbohidratos, grasas e ingesta de proteínas necesarias para un óptimo crecimiento, el desarrollo y la salud" (American Academy of Pediatrics, 2011:1183).


Otra problemática que se ha identificado en los países que han regulado el consumo de bebidas energéticas es su consumo mezclado con alcohol y otros estimulantes. El consumo de 50 mg de cafeína puede inducir a taquicardia y agitación, es más "En caso de sobredosis, la toxicidad de la cafeína puede imitar la intoxicación por anfetamina y conducir a convulsiones, psicosis, arritmias cardiacas y, potencialmente, pero en raras ocasiones, la muerte" (Gunja y Brown, 2012).


Otra de las graves consecuencias identificadas en el consumo de bebidas energéticas es la erosión dental, debido al pH del intervalo ácido, ya que "su efecto sobre el esmalte de desmineralización continúa incluso después de que el pH ha sido neutralizado" (American Academy of Pediatrics, 2011: 1185).


Ante la reciente incorporación de las bebidas energéticas en el año 2003 como "bebidas para deportistas en el Reglamento Sanitario de Alimentos", el Servicio Nacional del Consumidor (SERNAC) elaboró un estudio sobre la venta de 10 bebidas energéticas en que concluyeron que: 1) la mitad de los productos rotularon "alimento para deportistas"; 2) Dos de las 10 marcas no cumplen con la obligación de declarar los nutrientes; 3) Todas rotularon las advertencias y recomendaciones generales de consumo; 4) Solo tres marcas declararon la advertencia de consumo a enfermos diabéticos; 5) Algunas de las marcas informan las advertencias de no consumo incumpliendo el formato (negritas y mayúsculas) de advertencia de no consumo a menores de 15 años, embarazadas y/o lactantes, y 6) cuatro de las 10 marcas exceden la cantidad permitida de aminoácido taurina (1.500 mg).


De forma complementaria, el SERNAC agrega en su estudio que "Estas bebidas pueden provocar cambios metabólicos ocasionales que alteran la utilización de las reservas de energía, de nuestro organismo, aumentando el empleo de las grasas y ahorrando glucógeno (forma de almacenar los hidratos de carbono), además del efecto estimulante de la cafeína. No aportan mucha energía, pero algunos trabajos científicos indican que mejoran el rendimiento deportivo y aumentan el nivel de alerta de sus consumidores.5"


Por su parte, el Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (SENDA) elaboró un estudio sobre prevalencia de consumo de bebidas energéticas en la población escolar de Chile en un universo de 859.720 alumnos mayores de 12 años, información recogida en el año 2011. Dicho trabajo, concluyó que "dieron cuenta de un mayor consumo en hombres y colegios particulares pagados, un 24,7% de prevalencia año y un 13,0% de prevalencia mes…". La prevalencia del consumo de bebidas energéticas se encuentra asociada con el nivel socio económico "... se puede observar un mayor consumo en colegios particulares pagados (19.3% mes, 40.3% año) y menor consumo en establecimientos públicos (9.0% mes, 17.9% año), tanto para la prevalencia mes como para la prevalencia año" (SENDA, 2015: 3-4).


Por otra parte, la publicidad del consumo de bebidas energéticas se asocia a un mayor...

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