De regreso a Ushuaia
En los muros hay fotos de su viaje a la Antártica. En otras, navega a Puerto Williams, a las islas Georgias del Sur y más allá; también al Cabo de Hornos. Pero Juan Raipane, pescador, 45 años, dice que todavía falta colgar un montón en Onas , el restaurante que reabrió recién, tras una ampliación, en Puerto Almanza , el poblado más austral de Argentina.En este lugar viven solo sujetos como él, que han pasado la vida navegando mares australes, hasta donde los lleve la captura de moluscos, robalos y centollas.Sobre la zona costera del canal Beagle, Puerto Almanza está a 80 kilómetros de Ushuaia, la capital de la provincia argentina de Tierra del Fuego, Antártica e Islas del Atlántico Sur. Ushuaia, a su vez, está a 251 kilómetros de Punta Arenas, tiene alrededor de 100 mil habitantes y depende de la avalancha de turistas que la visitan en verano. Sobre todo los que llegan en cruceros, de camino a la Antártica, a solo ("solo") 1.000 kilómetros de distancia. En Puerto Almanza, en cambio, viven apenas cuatro familias aparte de la suya, dice Raipane.Como todo en este extremo del mundo, el dueño de Onas es binacional: nacido en Ushuaia, casado con una argentina venida de Salta, sus padres son chilenos. Y su acento, a veces, también.De hecho, en Puerto Almanza apenas hay señal, pero la cobertura chilena llega intermitente desde Puerto Williams que, para efectos prácticos, más allá de líneas imaginarias en un mapa, está del otro lado del "lago" que entra por los ventanales de Onas. Lo que hay aquí en abundancia son trampas, jaulas semirredondas para centolla, que él sabe ocupar. Sobre la mesa principal del restaurante, muestra un ejemplar que capturó hace tres días. Parece una pieza de museo: caparazón color sandía cubierto de pinchos.-Productos congelados no manejamos -dice Raipane-. Somos pescadores artesanales. Y esta es una carne suave, no tiene olor a pescado ni a marisco.La centolla es, también, una suerte de anzuelo que posiciona en el mapa a este poblado y que está volviendo a Raipane, y a otros como él, en embajadores de la "ruta de la centolla" en Ushuaia.Los últimos meses, turistas asiáticos, noruegos y norteamericanos han llegado a esta remota región con ganas de probar este crustáceo en su versión más fresca.-En los restaurantes, los platos que ofrecen son colores: un tomatito, un poroto, una lechuga, una manzana. Eso nosotros no lo usamos. A mí la cocina gourmet no me gusta. Venís a comer lo que tenés que comer y pagás lo que tenés que pagar -dice el hombre con orgullo.Toda esta zona, por la profundidad y por el abrigo que le brinda su bahía, es propicia para la pesca artesanal.-Para navegar, yo salgo de noche a ojos cerrados y vuelvo de día.Antes, dice, solo vendía centolla cuando llegaban algunas agencias turísticas. Pero hace unos años exploradores de buen paladar empezaron a aparecer. De este modo, en Puerto Almanza los pobladores abrieron sus cocinas domésticas para hacer las preparaciones que conocen de...
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