Las reglas de Matamala - 27 de Septiembre de 2014 - El Mercurio - Noticias - VLEX 534430670

Las reglas de Matamala

-No.

Daniel Matamala nació en Valdivia, hijo de una profesora de liceo público y de un actor, que también era dramaturgo, que también trabajó en un canal de televisión regional, que también construyó casas en el interior de la región y que también, el 85, cuando su hijo del medio, el segundo de tres, cumplía 7 años, se separó de su mujer. Ella se quedó durante cinco años más en la ciudad. "Con un sueldo de hambre, de profesora en dictadura. Yo estudié en el Colegio Alemán becado por rendimiento, pero pertenecíamos a una clase media empobrecida. Nos faltaba para comer al final del mes. Comíamos papas, que nos regalaban, con cochayuyo, que se conseguía por ahí".

La educación de Daniel Matamala soportó los embates financieros: iba a ver obras de Molière, montadas por su padre, y, en la casa de la calle Clemente Escobar, pasaje de barro, había una pequeña biblioteca, repleta de libros de la editorial Quimantú. Él cuenta que aprendió a leer a los 3 años.

Cuando tenía 12 se fueron a Osorno; su mamá consiguió trabajo en un colegio particular. Hincha de la Universidad de Chile, siendo niño comenzó a armar artesanalmente revistas deportivas caseras. Pasaba la tardes y los fines de semana leyendo el Diario Austral, mientras sus compañeros de curso se iban a sus parcelas de agrado, a las afueras de la ciudad.

Su hermano mayor eligió pragmáticamente: estudió Ingeniería Civil. Llegado el momento, con el puntaje en mano, él prefirió lo contrario: Periodismo.

-¿Te interesa ser senador en algún momento?

-No.

Pese a ser agnóstico y a venir de una familia con tendencias de izquierda, del lado del padre, Daniel Matamala ingresó a estudiar Periodismo en la Universidad Católica, por dos razones prácticas: mejor infraestructura y tendría mucha más seguridad de conseguir el crédito universitario año a año. "Entré sabiendo que tenía determinadas características, que socialmente no era mi ambiente, pero había cierto grado de diversidad que agradecí: sí, había compañeras de La Dehesa, pero también otros de La Granja. En lo académico tuve varios choques, la carrera estaba muy centrada en la Universidad de Navarra, orientada al derecho natural".

-Se debate hoy la función de las universidades en cuanto a formación. ¿Qué aprendiste que no se te olvidó más?

-El primer día de clases con Eliana Rozas levanté la mano para decir algo sobre la editorial de un diario. Me corrigió: me dijo que se decía el editorial, no la editorial. Ahí hay algo.

Daniel Matamala era un personaje reconocible: usaba el pelo largo, casi hasta la cintura, fanático del grunge, único rasgo visible de rebeldía postcolegio. Se instaló con su hermano en un departamento de Providencia, pagado por su mamá. Tenía una polola, también del sur.

Desde afuera, se veía absurdamente híper activo: fue, por ejemplo, a dos concursos de trivia televisivo -El tiempo es oro, de Canal 13, y uno en La Red animado por Rafael Araneda-, donde ganó más de un millón de pesos. Escribió poesía, fundó un fanzine y, su gran proyecto, una obra de teatro, devenida en videoarte, que intentaba contar la historia del siglo XX solo usando payas.

-¿La historia de Chile?

-La historia universal. Como ves, tenía altas pretensiones.

Antes de egresar, ya tenía listo su primer libro: Goles y autogoles, que contaba la relación entre el fútbol y la política en Chile.

-¿De dónde venía esa ambición? No es usual publicar a esa edad.

-Es que cuando salí del sur, era con un plan: en cinco años y medio poder autosustentarme, en mi departamento y no molestar más a nadie, no seguir aprovechándome.

-¿No tenías ambiciones más allá?

...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR