La reconversión frutícola que viene para Coquimbo - 19 de Octubre de 2015 - El Mercurio - Noticias - VLEX 585021646

La reconversión frutícola que viene para Coquimbo

Según el último catastro del Centro de Investigación de Recursos Naturales (Ciren), entre 2011 y 2015 la región -que representa el 9% del total de la producción frutícola nacional y el 26% de las exportaciones de uva de mesa- tuvo su primera caída en las plantaciones de frutales desde que se lleva registro, con una baja de 2.085 hectáreas, a pesar de que hasta 2011 venía creciendo a un ritmo cercano al 40%. La mayoría de las especies disminuyen, sobre todo la uva de mesa y paltos, los principales de la zona, que pierden 1.875 y 1.266 hectáreas cada uno (ver infografía).

"La fruticultura de la región ha tenido una disminución en superficie mucho menos significativa que lo esperable frente a la sequía. El alto nivel tecnológico utilizado por el riego explica la tendencia, ya que casi el 95% de la fruticultura de Coquimbo se desarrolla con riego tecnificado", explican desde Odepa.

La menor disponibilidad de agua es la principal razón de la caída y, aún cuando este invierno ha habido un respiro como consecuencia del fenómeno de El Niño, de acuerdo a los expertos se transformará en una condición estructural para los próximos años y, con eso, en el eje central de las decisiones agrícolas de Coquimbo.

"Todo apunta a que el déficit va a seguir con la misma tendencia de incremento y sin cambios en los próximos años, por lo que volver al régimen hídrico de los años 80 y 90 es un escenario muy poco probable. Eso no significa el fin de la agricultura, sino que ha abierto un espacio a la reconversión y hay mucha más predisposición a adaptarse, a probar alternativas en las que el agua no sea la mayor limitante", asegura el investigador y coordinador de proyectos del Centro del Agua para zonas áridas y semiáridas de América Latina (Cazalac), Jorge Núñez.

Independiente de la especie y área específica de la región, los ajustes y cambios en general se han concentrado en mejorar la eficiencia y control de los sistemas de riego, dejar de lado las hectáreas menos productivas para enfocarse en las mejores, aumentar la densidad de las plantaciones y renovar variedades, sobre todo en la uva de mesa, que como ingrediente adicional a la sequía tenía plantaciones antiguas y poco rentables.

Dos son los conceptos de fondo que han internalizado los agricultores como lección: se puede producir con menos agua y ser más eficiente, y el resultado no se mide por la superficie de tierra que se trabaja. Con eso, claro, solo esperan que la billetera los acompañe para que el agro siga siendo una fuente importante de ingresos para ellos y la región.

Producir con menos agua

Ulises Contador produce paltas, limones, mandarinas y flores de exportación en Ovalle -en la provincia del Limarí, la más afectada por la sequía- y comenta que en los últimos años tuvo que cortar a tocón más del 60% de sus plantaciones por la falta de agua, por lo que el concepto de productividad y rentabilidad ya no lo mide respecto de la superficie.

"Acá ya no hablamos de metro cuadrado, sino que de producción...

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