La reconversión forestal de un ex CAM
El viento de los primeros días de septiembre mueve con fuerza los pocos pinos que hay en el predio del lonko Aniceto Norín. Salpicados a su suerte, permanecen en su tierra casi como un recuerdo de la recuperación, como él la llama, que junto a su comunidad de Didaico, concretaron a mediados de los años 90, luego de más de sesenta días de ocupación de tierras pertenecientes a la empresa forestal Mininco. El lonko estrecha la mano y hace pasar a su casa. Se sienta en la cabecera de su comedor. Una lavadora encendida tiembla detrás suyo. Su esposa, Paula Castillo, está en la cocina, preparando un pollo recién faenado y rebanando trozos de cuero de chancho hervido que sirve con pan y salsa de ají.Aniceto Norín, casado, padre de 4 hijos, es un nombre con historia en esta provincia de La Araucanía. Fue protagonista de los primeros procesos de control territorial mapuche en la zona, miembro fundador de la Coordinadora Arauco Malleco (CAM), y uno de los primeros condenados bajo la Ley Antiterrorista, el año 2001, durante el gobierno de Ricardo Lagos. Aquella vez su nombre trascendió a la prensa: junto al lonko de Temulemu, Pascual Pichún, Norín fue acusado de participar en el ataque incendiario que afectó la propiedad del abogado radical y exministro del gobierno de Patricio Aylwin, Juan Agustín Figueroa, en el fundo Nancahue. Sentado, dando sorbos de café, Aniceto describe el operativo en el que fue detenido como una película de ficción: custodiado por cuatro policías y bajo el ruido de un helicóptero que desde el aire controlaba su traslado hacia la formalización. Once años después, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ordenó anular la condena luego de "constatar la vulneración de derechos fundamentales", obligando al Estado de Chile a dejarla sin efecto (cinco años y un día que ya había cumplido en un penal de Temuco), e indemnizarlo con 150 mil dólares y tratamiento psicológico gratuito.Para ese entonces, dice Norín, su relación con la CAM ya estaba disuelta. Fue durante su presidio, de hecho, y por aceptar las visitas de organizaciones colectivas como El Consejo de Todas las Tierras, desacreditada por la CAM por sus vínculos políticos, que su participación en la Coordinadora había sido puesta en cuestión. Al mismo tiempo, dice Aniceto, ya no comulgaba con las acciones cada vez más violentas que planificaba la organización, como la quema de propiedades o el uso de armas de alto calibre. Separado de ellos, dio el vuelco definitivo para ser cuestionado y calificado como yanacona (traidor) por las facciones más radicales: formó una empresa, Mawuelfe, con la que inició la producción de leña certificada de árboles nativos, además de concretar un...
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