A la reconquista del colegio de la esquina - 14 de Octubre de 2014 - El Mercurio - Noticias - VLEX 538985238

A la reconquista del colegio de la esquina

Eso es lo que ocurre en la televisión.

En Williamsburg, Brooklyn, un grupo de niños que entran en la categoría demográfica de "blancos", y otros "morochos", como se llaman con cariño entre sí los latinos, corren juntos por el patio del kindergarten. Padres anglosajones y mamás latinas abrazan a sus hijos y les preguntan por su primer día de clases. La foto de la integración escolar no termina ahí. Por una puerta contigua van saliendo los niños con necesidades especiales: chicos que sufren desde graves déficits atencionales a síndrome de Asperguer. Chicos que en el sistema público norteamericano son bienvenidos y apoyados.

La foto "café con leche" no deja de ser singular si se hace caso a las cifras, reveladas por un reciente estudio de la Universidad de California en Los Angeles (UCLA), que acusan a Nueva York de ser la ciudad con las escuelas más segregadas de Estados Unidos.

Esa sutil línea divisoria, que en Chile equivale a la distancia que hay entre un colegio de Vitacura y otro de Lo Espejo, se difumina con éxito al interior de este colegio público, hoy visto como un modelo de exitosa mezcla entre hijos de la clase trabajadora latina y de la clase media alta neoyorquina, en su mayoría profesionales, artistas y emprendedores.

Juntos -y gracias a una nueva política del gobierno local y de la administración Obama (el programa Race to the Top o "Carrera a la Cumbre") para apoyar con dinero las iniciativas independientes de cada escuela pública por salir adelante, padres, profesores y administrativos del barrio emergente de Williamsburg en Brooklyn están levantando la escuela de sus ruinas y sacando su nombre del anonimato. Este, como en todas las escuelas públicas norteamericanas, está compuesto de una sigla (P.S. de Public School), un número (84) y un nombre (José Diego).

Los invasores

A diferencia de la mayoría de las escuelas ancladas en históricos distritos latinos o afroamericanos, el destino de PS 84 podría haber sido su invisibilidad, desfinanciamiento y abandono. Hasta mediados del 2000, la escuela tenía un 83% de estudiantes latinos de bajos recursos. La mayoría de los chicos eran educados para no caer en la droga. El ranking de desempeño académico, social y administrativo que efectúa el Departamento de Educación de Nueva York (y que se puede ver en su página web) era por bajo de la media. En la práctica eso significa que la escuela recibía cada vez menos dinero. Los directores desistían al poco tiempo. Había cortes de programas. Menos y menos alumnos. Desde afuera el edificio ubicado en un sector cercano al río, en el que en los últimos años se han construido rascacielos de lujo que contrastan con la arquitectura de las antiguas fábricas locales, parecía una cárcel fantasma.

El camino hacia la reconquista del colegio de esa preciada esquina de Williamsburg, rodeada de los restaurantes y boutiques más hipster de la ciudad, al lado norte y de condominios latinos al sur, tuvo un intento fallido el 2003 y otro exitoso el 2008. La orden de salvación nunca vino...

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