Reírse sigue siendo la mejor terapia, aunque con unas pocas excepciones - 22 de Diciembre de 2013 - El Mercurio - Noticias - VLEX 482533278

Reírse sigue siendo la mejor terapia, aunque con unas pocas excepciones

Esta semana se publicó un amplio análisis que confirma que una buena dosis de carcajadas reduce el estrés, la ansiedad, la depresión y disminuyen el riesgo de infarto. Pero los autores, de las universidades inglesas de Birmingham y Oxford, recuerdan que, en casos particulares, se pueden desencadenar efectos que no son para la risa.

Jaquecas, incontinencia y ataques de asma son parte de ese lado menos jocoso. "Los efectos secundarios solo ocurren con sobredosis prolongadas de risa y en personas especialmente susceptibles", dicen los investigadores, quienes, no obstante, enfatizan que estos riesgos son bajos y no se comparan con sus beneficios.

"Nuestra impresión es que los daños que puede causar la risa, que son infrecuentes, ocurren cuando esta es excesiva. En términos farmacológicos podríamos hablar de un efecto tóxico. Una risa moderada es probablemente mejor en muchas formas", dice a "El Mercurio" Jeffrey Aronson, de la U. de Oxford, uno de los autores del análisis que incluyó los estudios publicados entre 1946 y 2013 sobre el tema.

La mayoría de ellos se concentra en las últimas dos décadas, como explica Andrea Slachevsky, neuróloga de la Clínica Alemana. "Hoy se conoce bastante y cada vez más, junto con el auge de las llamadas neurociencias sociales, acerca de su mecanismo y su rol en las interacciones entre las personas".

Bienestar y placer

Desde el punto de vista evolutivo, la risa se ha observado en algunos primates en los que tendría una connotación de agresividad o para alertar una amenaza; aunque también se le atribuye un carácter socializador, al ayudar a descomprimir situaciones.

"La risa es una respuesta que genera el sistema nervioso frente a un estímulo interno o externo. El centro directamente relacionado con la risa es el sistema límbico, en las profundidades del cerebro, que regula la memoria y las emociones", precisa el doctor Álex Espinoza, académico de la U. Diego Portales y neurólogo de la Clínica Bicentenario.

Una investigación de la U. de Tubingen, en Alemania, publicada en mayo pasado, muestra que según se trate de una risa a causa de un chiste, de una noticia feliz, de cosquillas o de una forma de sarcasmo o burla, se activan diferentes conexiones cerebrales.

"Reírse de alguien y reírse con alguien tienen consecuencias sociales muy diferentes y, al parecer, el cerebro lo sabe", explica Dirk Wildgruber, autor de la investigación.

Por ejemplo, cuando la gente se ríe por felicidad o burla, se activan zonas cerebrales...

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