Las razones de Carlos Gajardo
S iempre digo que el único año malo que he tenido en mi vida fue el 2011. En todo trabajo uno debe dejar sus emociones afuera, pero eso no es posible. Las emociones igual, en momentos, te inundan. El único caso que me ha conmocionado en lo personal fue cuando tuve que investigar el caso de María del Pilar Pérez. Sentí que estaba investigando sobre mucho dolor. Tenía a mis dos hijos chicos, y uno, indefectiblemente, se va poniendo en todos esos escenarios. Uno veía el dolor de esos padres por la muerte de su hijo y pensaba: como padre, ¿qué pasaría si te matan a un hijo? Y también te pones en el lugar del hijo: ¿que pasaría, si te mataran, con el sufrimiento de tus padres? Ver todo ese dolor... para mí, en lo personal, fue el caso que más me ha conmocionado. Y es que el fuerte de mi carrera profesional ha sido con delitos económicos y de corrupción. Uno ve problemas, pero no es algo que te afecte tan intensamente. El caso de María del Pilar Pérez fue un caso de sangre. Y no he visto muchos.El sol de la mañana rebota en los cristales del luminoso estudio jurídico que el abogado de la Universidad de Chile y ex fiscal jefe de la Unidad de Delitos de Alta Complejidad en la Fiscalía Oriente, Carlos Gajardo Pinto, comparte con su socio y excolega en la Fiscalía, Pablo Norambuena, en Las Condes. Como si quisiera remarcar su obsesión por la transparencia, Gajardo armó una oficina a su medida: aquí todo es transparente, también cada privado. Hoy viste traje, pero no se ha puesto corbata, una excepción. El abogado es un hombre directo, de hablar suave y verbo modulado y un estratega cuyas derrotas -insistirá durante dos horas y en los días que siguen- jamás siente como personales. Gajardo dice que su vida ha sido redonda.Pero ahora, al evocar el año 2011, sus ojos no logran esconder un estremecimiento. Revuelve el café y recuerda la muerte de su padre, José Manuel Gajardo Cisterna, en un accidente automovilístico -un dolor no superado- que coincidió con el fin del caso penal que lo ha tocado más íntimamente en sus 23 años de carrera: la investigación y condena a presidio perpetuo de "La Quintrala", María del Pilar Pérez López, por un parricidio y dos homicidios consumados, uno de ellos el de Diego Schmidt-Hebbel.-(Me marcó) muchísimo, muchísimo. Terminé tomando mucho cariño y admiración por la familia y su fortaleza para afrontar ese momento. Pienso que, como hijo, Diego debiera estar muy orgulloso. (...) El padre de Diego Schmidt-Hebbel estaba en París, trabajando en la OCDE, y tuvo que viajar; mi primer contacto esa misma noche fue con la mamá, Greta. Fue un encuentro muy triste, ella estaba destrozada. Cuando llega Klaus Schmidt-Hebbel, les digo: "Ustedes no me conocen. Lo único que les puedo asegurar es que, desde la Fiscalía, haremos nuestros mejores esfuerzos y mejores inteligencias para resolver este crimen, y les pedimos que confíen en nosotros". Me acuerdo que íbamos en un ascensor y yo les digo esto. Y fuimos generando una relación de mucha confianza.Trece años después, Carlos Gajardo recuerda que el caso llegó a sus manos por estricta casualidad. Los casos criminales los resolvía la Fiscalía de Flagrancia y, cuando se extendían, los tomaba el fiscal de turno. El 4 de noviembre de 2008, día del asesinato de Diego Schmidt-Hebbel, él estaba de turno. Otra razón para su impacto fue que los asesinatos cometidos por María del Pilar Pérez son "muy raros en Chile, una excepción absoluta".-Fue un caso muy importante para mí en lo humano. Uno se da cuenta del impacto que tiene...
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