Desde Rancagua, al mar - 28 de Noviembre de 2022 - El Mercurio - Noticias - VLEX 915539504

Desde Rancagua, al mar

T res o cuatro personas saborean con curiosidad los productos, en el stand de StefyMar, en el pabellón de Chile, en la Sial de París. Los productos de salmón no llaman tanto la atención. Preguntan qué es el piure o el loco y, sorprendidos, abren los ojos al sentir el sabor intenso y suave al mismo tiempo cuando prueban alguno de los mouses que llegaron hasta Francia en pequeñas latas de etiquetas azules y doradas.Detrás del stand está la "Señorita Stefy", como le dicen a Claudia Piña, junto a su pareja, Edgardo Riedemann, untando las galletas y explicando en inglés de qué se tratan esos productos del mar chileno que, para los europeos, árabes y asiáticos, son completamente desconocidos."Estamos agregando valor a productos chilenos y, al mismo tiempo, dando una mejor salida a los pescadores de pequeñas caletas de zonas de protección en Chile", comenta la creadora de la empresa. Y explica que los pescadores artesanales de las caletas equivalen a los pequeños agricultores."Es cultura propia. Los pescadores artesanales equivalen a los pequeños agricultores. Tienen prácticas ancestrales, producen alimentos y necesitan que sus productos sean preservados y tengan mayor valor agregado para que así ellos también puedan continuar su labor de protección y tengan una mejor calidad de vida", comenta Claudia Piña.Si bien nació y creció en Rancagua, a los 18 años, en una de sus vacaciones de verano, conoció al que sería su marido, un buzo de Quinteros. Partió con él a la costa y ahí aprendió del mar y de sus productos y comenzó a acercarse a los pescadores, un rubro esencialmente masculino y en el que recién en los últimos años comenzaron a aparecer mujeres.Partió luego comercializando los productos del mar, en Quintero, pero comenzó a diferenciarse con el envasado, colocándolo en bandejas que tenían una mejor presentación y que vendía luego en su primera tienda. Luego sumó congelados, para lo que construyó su propia planta de proceso, y utilizó IQF, porque con ello se mantiene mejor la calidad del pescado y los mariscos, cuenta. Alcanzó a tener tres tiendas, pero llegó la pandemia y las ventas, que usualmente iban a hoteles y restaurantes, cayeron en más de un 80%.Con su hijo, que es ingeniero comercial, dio un nuevo giro: comenzó a desarrollar platos y entregarlos a domicilio. Aparecieron así un ceviche tempurizado de salmón; chupe de mariscos, entre otros.Pero en el último año dio un nuevo salto: desarrolló mouses a partir de mariscos como el loco y el...

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