Raiz Del Aire. - Núm. 47, Junio 2008 - Cyber Humanitatis - Libros y Revistas - VLEX 68429952

Raiz Del Aire.

AutorGavil

Raíz Del Aire Inconcebible por invisible; por inconmensurable; por imperecedero; por eterno; por omnipresente; por omnipotente. Moses und Aaron, Act I (A. Schonberg) La tarde cae en aves que huyen silenciando al agua que anticipa ceniza. Ruge el viento sobre árboles como palabra imposible, la tarde misma hecha fragmento. Contra su hedor, el corazón enmudece. Lo que callamos viene cada noche a ti como agua que muere en esta sed. Pero en el miedo de aquel círculo sellado se afirman tus ojos y el mensaje de una hoja desprendida desde el aire. Se afirma el verano hecho silencio, su rostro escrito sin imagen. Lo que callamos se adentra en un beso sin luz que se agita temblando. Hacia mí a veces desciende tu aire. No hay ámbito de luz que no toque. No existe desastre que bese, palabra con sal que lamente. Bajo el ramaje de toda distancia se hermana a la sombra que silencia mis ojos. En la pérdida tus palabras son un pequeño fruto bermejo. Lo inaudible en ellas es un sueño dado al inicio gracias a gotas nunca dichas. En su límite no retornan como piedras como voz o como fuego. No regresan sino como hielo en la herida que abre una y otra vez mi piel. A ti que no te nombro empiezas frente a mí la erosión en la anchura de otra boca. No más que principio incitando al azul que, entre líneas, te describe pensativo al interior de nubes. Voraz y sin imagen, mi tacto pertenece como Rosa enmohecida a la boca que te niega cuando habla. Oír al invierno cuando la memoria amenaza nuestra piel que retrocede. Oírlo en una sola nota como nombre inocente derribado por Dios. De principio a fin no es su frío el que anida en la arista embetunada del oído. Su sonrisa es deseo en el acto de callar. Incluso ahora en el verdor de septiembre. No eres silencio que merodea mi hambre ni latido de fuego que a mi corazón convierte en pedernal. En tu voz la indulgencia viene como sueño al cuerpo desaparecida la raíz. La sed que sabe beberte es vastedad de una palabra que en mi carne se hunde como navío sin sombra. Asidos a la piedra el viento imparte distancia: la frontera abierta a través del polvo como presencia final. Sentencia pronunciada por algún recuerdo marchito, agrieta cualquier aliento posible. Su distancia en la caída es vértigo besado, exclamación ajena y transparente. La resistencia hundida en la tormenta señala el nombre del exilio, desazón ante un lugar rememorado con voz...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR